Proponen a Julio Pérez Pérez como líder del ayuntamiento, al señalar que los actuales miembros están implicados en la violencia
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
La estabilidad de Pantelhó vuelve a tambalearse tras la advertencia lanzada por integrantes del grupo armado “El Machete”, quienes permanecen en plantón en el centro de Tuxtla Gutiérrez desde el lunes. La controversia surge a raíz de la designación del concejo en Pantelhó, una decisión del Congreso del Estado que, según el grupo, podría desencadenar un derramamiento de sangre si no se rectifica.
Durante una conferencia de prensa frente al Palacio de Gobierno estatal, el vocero del grupo expresó su total rechazo a la decisión legislativa, al señalar a la exdiputada Sonia Catalina Hernández Álvarez como responsable de lo que consideran una acción peligrosa. De acuerdo con “El Machete”, uno de los miembros del recién nombrado concejo es familiar directo de Austroberto Herrera, líder del grupo armado de los Herrera, acusado de múltiples asesinatos en la región.
El conflicto subraya un problema más profundo en Pantelhó: la falta de consenso entre las comunidades locales y las decisiones impuestas desde el Gobierno estatal. El grupo armado cuestionó no solo la legitimidad del concejo, sino también la manera en que se toman las decisiones sin consultar a la población afectada. Esto abre el debate sobre la representatividad política en zonas con alta conflictividad.
“El Machete” no ha dejado margen para la interpretación: en su comunicado, dejaron claro que no tolerarán más asesinatos en la región y que están dispuestos a actuar de manera contundente si no se revierte el nombramiento. Proponen a Julio Pérez Pérez como el líder que debería encabezar el nuevo concejo, en lugar de los actuales miembros.
Los representantes del grupo esperan reunirse con funcionarios estatales para exigir respuestas. Las demandas no solo giran en torno a la sustitución del concejo, sino también a la exigencia de justicia por los asesinatos cometidos en Pantelhó. La situación es delicada, y cualquier resolución apresurada podría encender un conflicto mayor en Chiapas, una región marcada por tensiones políticas y sociales históricas.