Conciencia y acción ambiental son cruciales para preservar la diversidad de especies que arriban al estado
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
Chiapas, con su asombrosa diversidad de climas y ecosistemas, se ha consolidado como un santuario indispensable para miles de aves, tanto residentes como migratorias. Este estado, que alberga una riqueza natural única, juega un papel crucial en la supervivencia de especies que recorren largas distancias desde Canadá y Estados Unidos en busca de refugio en sus bosques, selvas y manglares. Este fenómeno coloca al estado en el primer lugar a nivel nacional como uno de los destinos preferidos para estas aves.
Cerca del 70 por ciento de las aves migratorias que cruzan México dependen de los ecosistemas de esta región para descansar, alimentarse y, en muchos casos, reproducirse. Esto no solo reafirma el papel de la entidad como un espacio vital en la ruta migratoria, sino que también subraya su responsabilidad en la conservación de estas especies, muchas de las cuales podrían estar en riesgo si su hábitat sigue deteriorándose.
La creciente presión humana sobre estos espacios naturales, ya sea por la deforestación o la expansión de actividades agrícolas, amenaza con desestabilizar este delicado equilibrio ecológico. Cada árbol talado o manglar destruido pone en riesgo no solo a las aves migratorias, sino a la propia biodiversidad de la entidad, que depende en gran medida de estos ecosistemas interconectados. El futuro de estas especies, muchas de las cuales son claves en el control de plagas y la polinización, podría estar en peligro si no se toman medidas urgentes.
A esta problemática se suma la captura y comercialización ilegal de aves, una práctica que afecta a diversas especies en la región. Las aves sacadas de su entorno natural rara vez sobreviven en cautiverio, y aquellas que lo hacen pierden su papel ecológico dentro de su hábitat. Esta actividad no solo es una amenaza para la fauna, sino que también representa un problema cultural y social que requiere atención desde la educación y la conciencia ambiental.
Chiapas tiene una responsabilidad que trasciende fronteras: ser un espacio seguro para miles de aves que dependen de su naturaleza única. Proteger estos ecosistemas no solo beneficiará a las aves, sino que garantizará la preservación de un patrimonio natural invaluable para las futuras generaciones.