Las nuevas autoridades deberán priorizar su finalización para atender necesidades urgentes
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La transición de poderes en los municipios del Soconusco y la Costa de Chiapas está marcada por una situación preocupante: deudas millonarias y obras inconclusas que han dejado a los ciudadanos en una situación precaria. La Auditoría Superior del Estado (ASE) ha destapado una serie de irregularidades en la gestión de recursos públicos, esto ha generado incertidumbre sobre el futuro de estos gobiernos locales.
Cacahoatán se destacó como un caso emblemático, donde el exalcalde César Osvaldo Arriola Barrera señaló la falta de transparencia en la administración de su sucesor, Rafael Inchong. A pesar de contar con 40 millones de pesos para la remodelación de las múltiples infraestructuras de la localidad, las obras no se realizaron, lo que dejó a la comunidad sin mejoras significativas y cuestionamientos sobre la rendición de cuentas en el uso de fondos públicos.
En Unión Juárez, el alcalde saliente, Isaías Verdugo, se despidió con 12 observaciones por más de cuatro millones 800 mil pesos. Esta situación es reflejo de un problema más amplio que afecta a otros municipios como Huixtla, donde un puente esencial permanece sin reconstrucción, perjudicando la educación de jóvenes. Estas fallas no solo son un golpe a la infraestructura, sino que perpetúan el ciclo de desigualdad en la región.
Las denuncias de mala gestión se extienden a Suchiate, donde el alcalde electo, Elmer Vázquez Gallardo, ha acusado a la administración saliente de malversación de fondos. La falta de una supervisión efectiva ha permitido que irregularidades se conviertan en un patrón, lo que deja a nuevos líderes municipales de Villa Comaltitlán, Escuintla, Tuzantán, Acapetahua y Acacoyagua con la difícil tarea de arreglar un entramado de problemas heredados.
Con la entrega-recepción programada para el 1 de octubre, las nuevas administraciones enfrentan el reto de reconstruir la confianza ciudadana. Los recursos mal administrados y las obras que nunca se materializaron son un recordatorio de que la responsabilidad y la transparencia deben ser pilares fundamentales en la gestión pública. Solo así se podrá aspirar a un futuro más prometedor para los habitantes de estos municipios.