La comunidad extranjera que huye de violencia y pobreza, se encuentra ahora más desamparada que nunca
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
La decisión del Gobierno federal de suspender el Programa Humanitario de Atención al Fenómeno Migratorio en Chiapas ha generado una profunda preocupación entre la comunidad migrante en la región. Desde el primero de octubre, la entrega de apoyos económicos se ha interrumpido, esto dejó a miles de migrantes en una situación precaria. El programa, que ofrecía un ingreso quincenal de dos mil 550 pesos a quienes realizaban servicio social, representaba un respiro económico.
Los efectos de esta suspensión se sienten con especial fuerza en los municipios de Tapachula, Suchiate y Tuxtla Gutiérrez, donde se han instalado carteles que informa de la situación. La falta de claridad y comunicación por parte de las autoridades ha aumentado la frustración entre los beneficiarios, muchos de los cuales reportan adeudos de pagos del mes de septiembre. Esto expone la vulnerabilidad de un grupo que ya enfrenta grandes desafíos en su búsqueda de seguridad y dignidad.
La falta de apoyo no solo afecta la economía de los migrantes, sino que también agrava problemas de acceso a servicios básicos. Con la llegada del invierno, la situación se vuelve más crítica, dado que muchos migrantes dependen de estos ingresos para cubrir sus necesidades esenciales. La suspensión del programa pone de manifiesto la precariedad de la infraestructura de apoyo en Chiapas y la necesidad urgente de políticas más efectivas que respondan a la crisis migratoria.
Además, los despidos de personal en las oficinas encargadas de la atención a migrantes, aunque no confirmados oficialmente, han sido reportados por empleados que temen represalias. Este recorte de personal podría llevar a una mayor desatención de las necesidades de los migrantes, lo que evidencia una falta de compromiso con su bienestar.
La comunidad civil y defensores de derechos humanos deben actuar con urgencia para garantizar que las voces de los migrantes sean escuchadas, y que se reanuden los apoyos que les permitan no solo sobrevivir, sino también integrarse en la sociedad mexicana con dignidad.