Dr. Gilberto de los Santos Cruz
Los niños hacen suya la primera idea que llega, y es «su idea». Ya ocupó una butaca.
Si es buena, ¡suerte! Si es mala, se puede cambiar por la buena, pero el costo y el
esfuerzo pueden ser semejantes al trabajo que le costó a Mario intentar ocupar la butaca
de Cristina. ¡Y no la ocupó!
Hace cien años las ideas que pasaban por delante de los hijos estaban más controladas:
- en la familia,
- en la escuela,
- con los amigos.
Hoy las ideas que pueden llegar tienen otros medios para hacerlo: - la televisión,
- las películas,
- los anuncios.
Educar con el ejemplo diario es educar en presente.
Corregir a los hijos cuando hacen algo mal es educar en pasado. Ambas maneras de
educar, hasta el momento, eran suficientes.
Hoy día la influencia externa es más fuerte. Los padres están más tiempo fuera de casa,
controlan menos esas influencias. El tiempo que están con ellos debe ser un tiempo mejor
usado, deben procurar llegar antes, prever, adelantarse: Educar en futuro. Educar en
futuro exige preparación. Hay que saber en cada edad y en cada momento qué conviene
hacer.
Cómo llegar antes.
Llegar antes es fundamental en educación, pero… ¿Cómo llegar antes?
— ¿Cuándo? ¿Qué toca decirles ahora?
Es posible que, echándole imaginación al tema, cualquier padre pueda hacer una lista
interminable de «ideas» que quiere sembrar en el hijo para llegar antes. Otras veces es
más sencillo recurrir a libros que traten estos temas con detalle. Libros desarrollados por
edades, en los que se describe cómo es un niño a esa edad, su carácter, los problemas
propios de su tiempo y cómo se pueden resolver.
Pongamos algunos ejemplos que sirvan de orientación para imaginar otros muchos y
luego poder aplicarlos prudentemente.
En educación no hay reglas fijas. Cada caso y cada hijo es diferente. Son los padres los
que deben elegir el qué, cómo y cuándo en cada situación particular. A título orientativo se
indican algunas «ideas» que hay que dejar claras en los hijos y en la edad aproximada, y
no olvidar que entre hijos o hijas, puede haber dos o tres años de diferencia en su
desarrollo.
Se exponen, a continuación, cuatro ejemplos de ideas por cada grupo de edades, pero no
bastaría un libro para ponerlas todas. En esta colección «HACER FAMILIA» hay muchos
libros según las edades que tratan este tema; en ellos se nos dice «cuándo» y «qué»
conviene explicarle
La mayoría de las veces basta una buena formación y sentido común, pero el
asesorarnos en estas materias no está de más.
Entre los 2 y los 6 años:
— Razonar por qué se debe decir siempre la verdad.
— Continuar practicando la catequesis familiar. Enseñarles a rezar.
— La necesidad que tienen todas las personas de esforzarse en obedecer a la primera.
— La importancia de la generosidad y su influencia en tener muchos amigos, etc.
Entre los 6 y los 10 años:
— La importancia de esforzarse en estudiar con orden (6 y 7 años).
— Las razones para no cometer actos impuros con su cuerpo (7 y 8 años).
— Los peligros de la droga y el alcohol (9 y 10 años).
— Los fundamentos de sus creencias religiosas, etcétera (6-10 años).
Entre los 10 y los 14 años:
— Informarle en lo referente al cambio de edad y la sexualidad.
— Qué es la libertad y la responsabilidad (T.V., libros, etc.).
— Qué es la amistad y el amor (relación muchacho-muchacha).
— Saber distinguir entre «amigos, compañeros y cómplices».
— La importancia de vivir la Fe y recibir los Sacramentos: Confesión, Comunión.
A partir de 14 años:
— Las salidas por las noches y fines de semana.
— Ayudarles a elegir una carrera (16).
— Qué significa el noviazgo (16).
— Dar ejemplo de vivir bien la Fe cristiana a sus hermanos (14).
— Qué es el matrimonio, la familia, etc.
Y cien cosas más que se podrían añadir.
El 80% de las ideas pueden sentarse antes de los 10 años.
Es preferible un año antes que un día después.
Antes de los 10 años es más fácil hablar con los hijos y ser escuchado. Después de los
12, el tema se pone más difícil.
Distinguiremos, para efectos pedagógicos, en la formación de la persona tres aspectos:
— el cuerpo,
— la inteligencia,
— la voluntad.
Cada uno de ellos se desarrolla a través de procesos diferentes, todos ellos conectados y
formando un único ser indivisible, que es la persona.
En el desarrollo de la persona intervienen por un lado la transmisión genética, y por otro el
ambiente exterior; este último, a través de los procesos conocidos de:
— adiestrar,
— instruir,
— educar,
que respectivamente corresponden a los tres aspectos antes indicados.
La persona, en lo referente a su formación, está limitada por las circunstancias que le
rodean, que son ajenas a ella principalmente en los primeros años de su vida. Raza, país,
nivel social, familia, número de hermanos,
— ambiente, etc.
Todas influyen directamente en lo que llegaremos a ser, y no han sido elegidas por
nosotros
Es por todos conocida la influencia que tiene, en las aficiones de una persona, el haber
tenido la posibilidad de practicar un deporte o un arte en los primeros años de su vida:
tenis, natación, gimnasia, ballet, tocar algún instrumento musical, etcétera.
Lo mismo se puede decir sobre la influencia que tienen los primeros años de vida en la
manera de ser de una persona, extrovertida o introvertida. No es lo mismo un clima de
amor y alegría, que unas circunstancias de celos, temor, falta de cariño, etc. Las virtudes
de las personas adultas están influidas por las circunstancias en que vivieron los
períodos sensitivos en sus primeros años: el orden, la generosidad, la obediencia,
etcétera. Son, por lo tanto, importantes las circunstancias que rodean a cada persona
desde su nacimiento. Es decisiva la influencia de los padres en el ambiente familiar, así
como su intervención activa o pasiva en la educación de sus hijos