Tere Gil
Presidenta Sheinbaum, la mujer sin miedo
Inédito, se ha repetido miles de veces en estos días, el que una mujer llegue al más alto poder en México. Tardía la llegada sin más explicación que el machismo, pero nunca es tarde si la dicha es buena y cuando la verdad se abre paso. De pronto y muy recientemente, aunque ha habido casos excepcionales, se reconoce la primacía de un género y el que crea la especie nada menos. El ser que tuvo que permanecer soterrado, dando la línea desde el interior. Línea que, por desgracia, en el mayor de los casos, le hizo el juego al macho vencedor. Los siglos de esclavitud, de menosprecios, de sometimiento lograron su intención. Pero ahora, en una exactitud que puede parecer convencional, las cadenas se rompen y una mujer llega al poder.
PERO EL MIEDO SIGUE PRESENTE EN LOS DOS GÉNEROS
Ante lo que ya se consuma, la ascensión a la silla, cuando todas las mujeres arriban, como lo ha dicho Claudia, con sus palabras, alienta a las mujeres a no tener miedo y buscar el cambio. Pero por desgracia hay que recordar que la violencia todavía está presente y en los dos géneros. Muchas mujeres que asumieron el rol machista, que se han refugiado en la convención de las iglesias y en la decrepitud de la derecha, deberían de asumir ese cambio. Son agredidas miles de ellas a diario, pero también son agredidos los hombres, los niños, los ancianos. Por lo tanto, el enfrentamiento al miedo debe ser general; todos deberían de entrar en el cambio.
EL MIEDO EN LAS MUJERES DEBE SER ABORDADO SOCIALMENTE
Autora de Hijas del miedo (Ediciones marzo 2024) la sonorense Fernanda Olguín escribió un libro que denuncia la presencia permanente del miedo en el interior de la familia, sin que al parecer haya pruebas concretas y visibles que lo demuestren en la persona que lo produce. El caso de una mujer separada 17 años después de haberse casado, termina en un refugio porque el terror que experimenta ya no es tolerable. El esposo no la golpea ni le afecta en su cuerpo. Es la suya una sevicia cotidiana a partir de expresiones, en palabras, de minusvalidez permanente, en contra de la esposa y de un trajinar cotidiano en hacer de ella un ser sin ningún valor. Las psiquiatras que atendieron a la mujer se lo dijeron y singularmente fueron o son las pruebas científicas que tiene ella, para demostrar el menoscabo permanente que sufrió a través de la sevicia diaria.
LOS HOMBRES TAMBIÉN SON VÍCTIMAS DEL MIEDO
El libro, basado en un hecho real, muestra cómo la destrucción ejercida en la mujer, se extiende a dos de sus hijos adolescentes que deciden quedarse con su padre. Los jovencitos no han podido entender el efecto ejercido sobre su madre y eso certifica, entonces, que el otro género expresado en los dos hijos se convierten en víctimas también del miedo que ejerce el padre, aunque en apariencia lo estén apoyando. Estos casos, que, según la autora, suelen darse en forma permanente, y que fueron muy comunes durante la pandemia, expresan que hay conductas destructoras que no se presentan en lo público porque se desarrollan en el interior y que en muchos casos terminan en una violencia final.