Roberto Chanona
La cultura es una vaca que no da leche – decía alguien por allí – sobre todo en nuestra sociedad, en la cual don Dinero y don Poder, son los amos. Obviamente no hay que estar peleado con las cuestiones materiales, solo que no debemos olvidar el aspecto cultural o espiritual, que es de suma importancia para mantener un equilibrio en la vida.
Quizá una de las mejores definiciones al respecto nos la da el famoso Séneca en su libro Cartas a Lucilio, donde nos dice palabras más, palabras menos: “que el dinero es importante; primero hay que tenerlo; luego tener lo suficiente, para después vivir plenamente.”
Respecto a don Poder, los gobernantes olvidan que el legado cultural es la mejor forma para que los recuerdende una buena manera. En Chiapas, siempre nos acordamos del general Grajales por la creación del Ateneo y todo el apoyo a la cultura. Los demás gobernantes los recordamos poco o casi nada, o solo por sus cagadas, o sus grandes robos. Tampoco no recordamos quién era el hombre más rico de Chiapas en el siglo XIX; pero si sabemos deRodulfo Figueroa, el vate de Cintalapa, y su poema Por el Arte, el cual merece toda una disertación.
Todo esto viene a colación porque nuestros centros de cultura están amenazados por el fantasma de la incongruencia, de los cotos de poder, o de los escándalos relacionados por la paga. Y esto me recuerda mi época de estudiante cuando leíamos al epistemólogo Austriaco Feyerabend que decía: el conocimiento no había sido más que una lucha por el poder. La filosofía de la luz había acabado con el dogmatismo, la crítica de la razón con la metafísica, y la ciencia es la reina que gobierna sin aceptar nada que no sea comprobable. La postura del epistemólogo, sumamente interesante en el círculo de Viena de los años 40s, era que se incluyeran los aspectos positivos de cada corriente del conocimiento y a partir de ahí, se creara una nueva teoría del conocimiento. Obviamente esto le ganó el título de anarquista.
Pero esto es pedir demasiado a nuestros centros de cultura. Pero pedir la creación de un verdadero programa cultural en el que se incluyan todas las manifestaciones culturales, no es descabellado. Y digo esto, porque cada director de cultura, apoya a la corriente con la que se identifica. Si esantropólogo se editan libros de antropología al por mayor; si es marchante del arte, libros de pintura carísimos y si espoeta, apoyado con bailarín, eso fue una rumba cubana. Actualmente, parece que si no SOS INDIGENA, no valés nada. Y los nubarrones que vienen no presagian nada nuevo, más que una enconada lucha para vivir del presupuesto. Distribuir equitativamente los recursos para que cada disciplina tenga el apoyo que merece, es precisamente lo que necesitamos; porque ninguna disciplina es más importante que otra, todas forman parte de nuestra razón de ser.
La clase gobernante y nuestra sociedad mexicana,desgraciadamente, no han pasado del dogmatismo, porque en pleno siglo XXI, no aceptamos los cuestionamientos y mucho menos la crítica. Es necesario reconocer que estamos a años luz de cambiar un sistema que funcionó por muchos años. La reforma educativa es hoy más que nunca indispensable, porque en nuestros centros de enseñanza nos enseñan a memorizar, más no a pensar. Esto me recuerda cuando era maestro adjunto en una prepa en Francia (hace más de 40 años) y vino el examen final. Me quedé sorprendido al notar que el examen era solo de cinco preguntas. De esas cinco, el alumno debía tomar una y desarrollarla a través de la famosa disertación que consiste en una introducción, un desarrollo y una conclusión. Pero lo más sorprendente fue que, el maestro titular observaba detenidamente el desarrollo del razonamiento del alumno y si este desarrollo lo había llevado por lógica a una determinada conclusión, aunque fuera errónea, lo pasaba con once (las calificaciones en ese país son hasta 20). Entonces recordé los exámenes de la prepa en México, donde a veces llegaban hasta las 250 preguntas, todas memorizadas y de opción múltiple. Donde no hay lugar para el desarrollo del pensamiento.
Pero a pesar de todas estas limitantes, si de algo debemos estar orgullosos, es de tener una capacidad imaginativa como pocas culturas la tienen. En nuestro país no existe la lógica, por lo tanto, nuestras manifestaciones artísticas son grandiosas. En Chiapas hemos producido pintura,escultura, música, teatro, danza, pero sobre todo, una poesía de niveles muy altos. Respecto a la gran poesía chiapaneca tengo una explicación con la que podrás estar o no de acuerdo, estimado lector.
El Popol Vuh nos dice “…que todas las artes les fueron enseñados a Hunbatz y Hunchouén. Los hijos de Hun-Hunahpu. Era flautistas, cantores, tiradores de cerbatana, pintores, escultores, joyeros, plateros…” Esto quiere decir que nuestros antepasados fueron educados en el arte. Los españoles que llegaron a nuestro estado venían de La BajaAndalucía, del antiguo reino de Sevilla. Basta con echar una mirada a La Pila de Chiapa, a las techumbres de nuestras iglesias de esa época, la carpintería, y nos daremos cuenta que el estilo mudéjar (árabe), está presente. Los mejores poetas que ha dado España, en su mayoría son andaluces: Góngora, García Lorca, Alberti, Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Hinojosa etc. Esta mezcla dio como resultado que nuestros poetas sean de gran temperamento y sensibilidad. Pero queda una duda, por qué hasta el siglo XIX y XX aparecen esta pléyade de poetas como Rodulfo Figueroa, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Efraín Bartolomé, por nombrar algunos.
No debemos olvidar que primero tomó muchos años aprender el nuevo lenguaje que trajeron los españoles. Por eso las primeras manifestaciones del arte se dieron en la escultura y en la pintura del siglo XVII y XVIII, como Andrés Mazariegos (un mulato de Carranza que estudió en San Carlos Guatemala, pintó en San Cristóbal, México y murió en Francia), porque el lenguaje no era necesario. Tuvieron que transcurrir muchos años más para que el castellano empezara a fluir en las venas del primer poeta Tapachulteco, Fray Matías de Córdova y su fantástico poema escrito en 1809: La Tentativa del León y el Éxito de su Empresa y posteriormente, apareciera el vate de Cintalapa, Rodulfo Figueroa.
Ya para el siglo XX viene la explosión del lenguaje en su nivel más alto con la poesía contemporánea. Y por lo que puedo apreciar, seguirá la mata dando frutos maduros porque gozamos de una gran tradición poética que nopodemos pasar por alto y que debemos fomentar.
Esto que comento, es solo una apreciación acerca de nuestro temperamento poético; pero nosotros contamos con un suelo fértil para todas las artes, y son muy importantes las herramientas que las instituciones puedan aportar para transformar esta fuerza en energía creadora. Yesa es la labor de nuestras autoridades culturales: crear las condiciones apropiadas para que cada una de las ramas de las artes alcancen sus niveles más altos.