Los primeros reportes sugieren que fue inhumada en una vivienda, lo cual condujo a la inmediata detención de su pareja, Luis Jovani Ramírez
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
El feminicidio de Erika Jiménez Gómez, una joven de 23 años y madre en espera, ha conmocionado a la comunidad de Palenque, Chiapas. Nacida el 29 de marzo de 2001, Erika fue recordada por familiares y amigos como una joven trabajadora, tranquila y con un espíritu resiliente. Desde muy joven, Erika asumió responsabilidades para apoyar económicamente a su familia, esforzándose para aliviar las cargas de su madre en medio de las difíciles condiciones de pobreza en las que vivían.
El nombre de Erika se hizo público a partir de la tarde del 4 de noviembre, cuando su imagen y datos de contacto fueron difundidos por medios locales y en redes sociales. La Comisión Estatal de Búsqueda de Personas de Chiapas emitió un boletín para su localización, declarando que la última vez que su familia tuvo contacto con ella fue el 31 de octubre. Según el informe, Erika salió de su hogar en la colonia Luis Donaldo Colosio Murrieta para encontrarse con su pareja, Luis Jovani Ramírez.
Aquel 31 de octubre, Erika avisó a su madre, alrededor de las 19:30 horas, que iría con su novio hacia la zona de La Cañada, a solo dos kilómetros de su casa. Aunque este sería un corto recorrido, Erika no regresó. Según versiones extraoficiales, algunos testigos habrían visto a la pareja discutiendo esa misma noche, pero los detalles de esa interacción permanecen en el aire, así como las circunstancias de su desaparición.
Al ver que Erika no volvía, su madre acudió a las autoridades para denunciar su desaparición. Esto desencadenó una serie de búsquedas por parte de la policía local y la comunidad, con familiares y amigos recorriendo lugares que Erika frecuentaba en la esperanza de encontrar alguna pista. Sin embargo, la angustia de la familia creció cuando, tras varios días, las autoridades informaron el hallazgo de un cuerpo que coincidía con las características de Erika en un domicilio de la colonia Azteca, en el sector poniente de Palenque.
Los primeros reportes sugieren que Erika fue inhumada en una vivienda, lo cual alertó a las autoridades sobre la posibilidad de un feminicidio y condujo a la inmediata detención de su pareja, Luis Jovani Ramírez, quien actualmente está bajo investigación. Según fuentes policiales, el hecho de que Erika tenía siete meses de embarazo agrava aún más las acusaciones en su contra.
La tragedia de Erika se suma a la larga lista de feminicidios que han golpeado a Chiapas y a otras partes de México, donde el asesinato de mujeres embarazadas ha encendido las alarmas en múltiples ocasiones. En su memoria, habitantes de Palenque han realizado vigilias y marchas exigiendo justicia para ella y todas las mujeres víctimas de violencia en el estado. Los familiares y amigos de Erika la describen como una mujer de buen corazón y trabajadora, alguien que siempre buscaba el bienestar de su familia.
La muerte de Erika no solo marca una pérdida para sus seres queridos, sino que simboliza el dolor y el enojo de muchas familias en Chiapas y México. Organizaciones feministas y de derechos humanos en la región han levantado la voz exigiendo que el caso de Erika no quede en el olvido, pidiendo a las autoridades una investigación transparente y una condena ejemplar para el responsable de este atroz crimen.
El feminicidio de Erika se convierte en un recordatorio de los retos a los que se enfrenta la justicia en México. Cada año, miles de mujeres desaparecen o son asesinadas en circunstancias que siguen sin esclarecerse del todo, dejando a familias devastadas y a una sociedad exigiendo respuestas. El caso de Erika es solo uno de los muchos ejemplos que resaltan la urgencia de abordar la violencia de género en México y la necesidad de implementar medidas que protejan a las mujeres, especialmente a aquellas en situaciones de vulnerabilidad.
Para sus familiares, amigos y para toda la comunidad de Palenque, el legado de Erika no será olvidado. La lucha para asegurar que su historia sea recordada y que su muerte no quede impune se convierte en un símbolo de la resistencia contra el feminicidio en Chiapas, en honor a la memoria de una mujer que solo deseaba un futuro mejor para ella y para su hijo por nacer.
A través de un comunicado oficial, la Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida de Erika, una joven de 23 años con siete meses de embarazo, en una vivienda particular tras un cateo ejecutado con fines de exhumación. Los restos fueron trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo) para realizar la necropsia de ley, un procedimiento que permitirá determinar la causa exacta de su muerte y recolectar pruebas que fortalezcan las investigaciones en curso. La Fiscalía ha abierto una carpeta de investigación bajo el protocolo de feminicidio.
El caso ha despertado gran conmoción en Palenque, donde Erika era una figura conocida y querida por vecinos y amigos. Pese a la poca información oficial sobre su vida, personas que aseguran haberla conocido expresaron su indignación y tristeza a través de redes sociales. “Desde muy niñas llegaron a Palenque a trabajar, a luchar por la vida, y no es justo que le hayan quitado la vida de esa manera”, escribió una mujer en Facebook. Otra usuaria recordó a Erika como una joven “sin vicios y tranquila”, lamentando profundamente la violencia que le arrebató la vida.
En paralelo al desarrollo de las investigaciones, la Fundación Karla Velasco denunció en redes sociales una serie de irregularidades en el proceso de identificación y entrega del cuerpo de Erika. Según el comunicado de la organización, la familia habría sido hostigada y amenazada por autoridades de la Fiscalía de Distrito Selva, situación que ha agravado el dolor y la angustia de los seres queridos de la víctima. La fundación exige a las autoridades mayor transparencia y respeto por los derechos de la familia, y pide una revisión exhaustiva de los procedimientos para asegurar justicia y dignidad en el tratamiento del caso.
Aunque la Fiscalía General del Estado aún no ha señalado públicamente a un sospechoso, versiones extraoficiales apuntan a Luis Jovani Ramírez, novio de Erika, como uno de los posibles responsables del feminicidio. Ramírez fue detenido la madrugada del 6 de noviembre en la colonia Valle de Balham, en Palenque, por agentes de la Policía Ministerial, según registros del Registro Nacional de Detenciones (RND). Diversas fuentes señalan que el entorno de Ramírez podría tener conexiones con figuras políticas de la región, incluyendo al alcalde de Palenque, Jorge Cabrera Aguilar, y al diputado federal por el Partido del Trabajo (PT), Carlos Morelos Rodríguez. Estos posibles nexos han generado inquietud y sospecha entre la población, temiendo que el poder de estas influencias pudiera interferir en la impartición de justicia.
El feminicidio de Erika se suma a la larga lista de casos de violencia de género que afectan a mujeres en Chiapas y en todo México. En un contexto donde los feminicidios continúan en aumento y los sistemas de justicia enfrentan cuestionamientos sobre su efectividad y transparencia, este caso ha despertado una ola de indignación y solidaridad entre la comunidad local y nacional. Organizaciones de derechos humanos, colectivas feministas y ciudadanos exigen justicia para Erika y su bebé, cuyo nacimiento estaba previsto para principios del año 2025.
A medida que las investigaciones avanzan, la comunidad sigue a la espera de que el feminicidio de Erika no quede impune. El caso representa una llamada urgente a las autoridades para fortalecer los mecanismos de protección y justicia, con la esperanza de que casos como el suyo no se repitan. La exigencia de justicia no solo es un eco de indignación, sino una demanda de acción real frente a la violencia sistemática que afecta a mujeres de todas las edades y condiciones en México.