Sí, soy feminista pero… no le digas a nadie
Sheila X. Gutiérrez Zenteno
NO ES SENCILLO DECIR QUE ERES FEMINISTA EN VOZ ALTA
La primera vez que lo hice fue ante un grupo de estudiantes y no fue sencillo, el feminismo por su propia naturaleza, es una amalgama de visiones y pensamientos, diverso como las mujeres lo somos, así que puede ser complejo entenderlo cuando te le acercas. El feminismo es uno, las miradas, varias. El feminismo es muchas cosas al mismo tiempo, es movimiento social, movimiento político, es teoría, es academia y vivencia en la calle. El feminismo es un fenómeno social en constante movimiento.
ADEMÁS DE TODO ESTO ES INCOMPRENDIDO
Existe en el imaginario social una idea distorsionada, sesgada o incompleta de lo que el feminismo es. Las razones por las que una mujer se asume feminista son diversas, pero hacerlo en voz alta viene acompañado de señalamientos y escrutinio social. Por ejemplo, se tiene la creencia de que las mujeres que abrazamos al feminismo lo hacemos por ser infelices al no poder encontrar marido, razón por la que nos volvemos locas y adoptamos gatos o perros sin cesar.
Creencias de este tipo, hacen que muchas mujeres decidan no asumirse como feministas en voz alta. Es un paso que muchas no están dispuestas a dar y está bien. Todo a su tiempo. La realidad es que somos mujeres diversas, a algunas les gustan los hombres, a otras las mujeres, algunas desean casarse, tener hijos, otras no. Si algunas elegimos no tener pareja o adoptar gatos no es por soledad o por locura.
La primera vez que dije en voz alta y públicamente que era feminista fue ante un grupo de estudiantes. Una voz en mi cabeza me decía “¡Nooooo, no lo hagas! Si dices que eres feminista no habrá vuelta atrás”; así que lo hice. Cada vez que decía que era feminista sentía una punzada en el estómago, no me sentía cómoda con ello. Pasé días enteros cuestionándome, había muchas cosas y personas que no me agradaban en el feminismo, pero un día, la artista feminista Mónica Mayer publicó en su red social que era una feminista silvestre, me sentí aliviada, me asumí una feminista en crecimiento, así tenía tiempo para explorar y entender qué era en realidad el feminismo, porque parecía ser muchas cosas. No dejas de aprender cuando te acercas al feminismo.
La teórica Deborah Cameron retoma diversas ideas para explicar qué es el feminismo. Recupera, por ejemplo, esa idea radical «de que las mujeres son personas» como lo manifestó Marie Shea. ¿Por qué alguien lo definiría así?, Porque las mujeres fueron reconocidas como personas humanas recién en 1993 en la Conferencia de Viena. Históricamente las mujeres habíamos sido vistas como reproductoras biológicas, pecadoras, amas de casa, objetos de placer, objetos que podían ser violentados, pero no personas.
Era importante que las mujeres fueran reconocidas como personas humanas ya que al lograrlo, estas alcanzarían valor jurídico y con ello, se volverían sujetas de derecho. Podíamos luchar por nuestra dignidad, independientemente de nuestra edad, capacidad intelectual o estado de conciencia. Y es que las mujeres no podíamos heredar bienes, estudiar o comprar un inmueble.
¿Hemos avanzado en estos tópicos? En cuestiones de vivienda, al menos en la Ciudad de México, aún hay caseros e inmobiliarias que exigen a las mujeres que desean rentar una casa, un aval masculino, si es posible, actas de matrimonio para acceder a una renta. ¿Acceder a un crédito hipotecario? No es una opción si se trabaja en la informalidad como lo hacen decenas de nenis o madres autónomas. La propiedad privada es aún predominantemente masculina: cuatro de cada 10 propietarios de una casa, son mujeres (INEGI, 2020).
LOS CUERPOS DE LAS MUJERES A LA VENTA
El feminismo es también un proyecto político, Bell Hooks lo definió como «un movimiento para acabar con el sexismo, la explotación y la opresión sexual». Este es todo un tema. Esta tríada ha formado parte de nuestro sistema tanto tiempo que ni siquiera lo notamos. El sexismo es un prejuicio que perpetúa la dominación de los varones y la subordinación de las mujeres. Se desprecia un sexo en virtud de su biología a través de prácticas y actitudes que promueven el trato diferenciado de las personas. A decir de la Dra. Eulalia Pérez, el sexismo no es tan evidente ya que es un comportamiento (individual o colectivo), un sistema androcéntrico, patriarcal, y son mujeres y niñas quienes mayormente lo enfrentan.
¿Ejemplos de sexismo?, Dar por hecho que solo las mujeres pueden dedicarse a las labores domésticas; pensar que una mujer desea tener relaciones sexuales por usar una falda corta; es sexista pensar que una mujer no puede externar una opinión informada por el hecho de serlo; es sexista decirle a una mujer que está de mal humor porque seguramente está en su período; es sexismo mostrar en los medios de comunicación una belleza idealizada y estereotipada que promueve una visión limitada de lo que significa ser una mujer atractiva. Es sexista creer que las mujeres no sabemos manejar un auto. Sexismo es pensar que el rosa es para niñas y el azul para niños.
La explotación y la opresión sexual de las que habla Bell Hooks también son reales. Ser mujer es pertenecer a la clase sexual oprimida, y esa opresión se construye en el cuerpo de las mujeres. Se nos educa para agradar desde que somos niñas, se nos enseña que nuestro cuerpo es la herramienta para conseguir cosas, así aprendemos que el placer sexual es la llave que abre todo tipo de puertas, que si sonreímos todo el tiempo y somos agradables seremos exitosas con mayor facilidad. Se nos educa para creer que si cambiamos lo que un hombre (u otras mujeres educadas desde el sexismo y el machismo) nos dicen que está mal en nuestro cuerpo, seremos reconocidas socialmente.
Nuestro cuerpo es moneda de cambio en el sistema económico y lucrar con él está bien visto. Nos venden la idea de que el embarazo subrogado es una opción para ganar dinero, además ese mismo sistema crea una narrativa en la que se reconoce la valía de esas mujeres al rentar su cuerpo para fungir como contenedores de bebés, ya que se ayuda a parejas a las que no es posible gestar. La fórmula es sencilla: rentas tu cuerpo, ayudas a otros y ganas dinero, poco se habla del impacto psicológico que estas mujeres viven luego de cursar un embarazo y entregar el producto de venta a sus dueños (un bebé).
Vender fotografías sexualizadas en plataformas en Internet es otra forma de explotación hacia las mujeres. La prostitución tampoco es un trabajo, es explotación ¿a quien beneficia realmente?, Piénselo. La pornografía es otro nicho de opresión y explotación sexual. Pero a cientos de mujeres se les ofrecen estas opciones como una vía válida y digna para tener acceso a recursos económicos y un estatus social. Muchas de estas nuevas formas de ganar dinero, son necesidades que el sistema ha creado para promover la cosificación y la explotación de los cuerpos de las mujeres. Todo lo que deseas puedas comprarlo y hacerlo realidad, en el cuerpo de una mujer.
UNA CATEGORÍA DE ANÁLISIS
El feminismo es también «un modo de análisis […], una manera de formular preguntas y de buscar respuestas» como señaló Nancy Hartsock. ¿Cómo sabemos que las mujeres viven más que los hombres,pero lo hacen en condiciones precarias?, Para eso usamos el género. En el feminismo, el género es una categoría de análisis que nos permite comprender las relaciones de poder que se dan entre los hombres y las mujeres. Los estudios estadísticos son fundamentales para analizar cómo esas relaciones de poder/opresión se perpetúan, disfrazan o se modifican. El género como categoría de análisis nos brinda información que es muy útil para el diseño de acciones políticas encaminadas a mejorar la vida de las mujeres.
TE VUELVES FEMINISTA CON TU PROPIA HISTORIA
Hubo un tiempo en el que, como muchas mujeres, tenía la firme idea de que aquellas que tienen parejas y son maltratadas, lo eligen. Me avergüenza recordar que llegué a decir “pero si le pegan, si el tipo la maltrata, por qué no lo deja; si sigue ahí es porque quiere”. Llegué a pensar así. Tuve que vivir mi propia historia de violencia para comprender (luego de años de terapia) que las mujeres violentadas no lo eligen, simplemente no saben cómo salir de esa relación. No importa el nivel de estudios o la situación económica, la violencia es una telaraña que te abraza, de la que es complejo sustraerse. Dejar relaciones de abuso es complicado cuando no tienes un lugar a dónde ir, cuando no tienes cómo pagar la renta de un cuarto para moverte con tus hijos. He sabido de casos de mujeres que se resisten a dejar el espacio que comparten con su maltratador porque en las casas de ayuda no las reciben con sus animales de compañía, que para muchas de ellas, son un apoyo emocional.
Hacer frente a la violencia y el maltrato requiere de herramientas o recursos que no todas tenemos. Piensen en una menor que vive en una comunidad en la que lo usual es que, siendo una niña, le obliguen a contraer matrimonio con un tipo 30 años mayor, cuya familia recibirá a cambio de entregarla una vaca o dinero. ¿Cómo puede escapar una niña de un entorno como ese cuando se le ha educado para ello?
EL FEMINISMO ES UN VIAJE DOLOROSO
Te obliga a ver realidades que de otra manera es mucho más fácil evadir: niñas y mujeres que son explotadas sexualmente; menores de edad que son intercambiadas por ganado; jóvenes que ven en la venta de su cuerpo una posibilidad para obtener ingresos económicos porque no hay empleos dignos. Mujeres que tienen que someterse a ceremonias de mutilación genital para no sentir placer sexual porque este le pertenece a los hombres. Pienso en mis estudiantes mujeres, quienes tuvieron la posibilidad de ingresar a la universidad, mientras decenas de jóvenes son explotadas sexualmente por haber nacido y vivido en el lugar equivocado, quienes jamás conocerán un aula.
El feminismo te obliga a preguntarte quién eres, a reconocer y cuestionar tus privilegios. Es otredad porque reconoces a otras mujeres, que como tú, enfrentan luchas y adversidades.
Un día simplemente abracé al feminismo, y no le solté.