La violencia contra infancias refleja la urgente necesidad de políticas públicas que aborden causas estructurales en este delito
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Chiapas sigue siendo uno de los estados más afectados por el tráfico de menores en México, según un informe de la Red por los Derechos de las Infancias (REDIM). El Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reveló que, entre 2015 y 2024, 491 menores fueron víctimas de tráfico en el país, de los cuales Chiapas representa el tres por ciento. Esta cifra, aunque alarmante, podría subestimar la magnitud del problema, puesto que muchos casos aún no han sido detectados o denunciados.
El trabajo infantil es una de las formas más visibles del tráfico de menores en Chiapas, y las estadísticas son alarmantes. Un análisis realizado por el Congreso de Oaxaca en 2024 reveló que, de cada 100 menores detectados en Oaxaca, 80 provenían de Chiapas. Esta cifra pone de manifiesto la vulnerabilidad de los niños y adolescentes chiapanecos, quienes son captados para trabajos en condiciones de explotación, lejos de sus hogares y familias.
Un caso indignante ocurrió cuando varios niños chiapanecos fueron engañados y trasladados a la península de Yucatán, donde fueron explotados en la venta de cigarros. Este tipo de crímenes no solo afectan a los menores involucrados, sino que también desestabilizan las comunidades, lo que deja a las familias desprotegidas y en constante preocupación.
Ante este escenario, la REDIM ha subrayado la necesidad urgente de que el Gobierno mexicano implemente políticas públicas eficaces que no solo combatan el tráfico de menores, sino que también aborden sus causas estructurales. Es fundamental que se refuercen los mecanismos de protección y prevención para evitar que más niños y adolescentes sean víctimas de estos delitos.
La realidad de Chiapas, y de México en general, refleja una grave falla en la protección de los derechos de la infancia. El Estado debe garantizar que los menores puedan vivir en un entorno seguro, con acceso a educación y oportunidades que les permitan desarrollarse con plenitud. Sin políticas públicas contundentes y una acción decidida del Gobierno, el tráfico de menores seguirá siendo una tragedia nacional.