La institución impone castigos ejemplares en delitos que permanecieron sin respuesta
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
El sistema judicial de Chiapas ha dado un giro al desempolvar expedientes que parecían condenados al olvido. Sentencias recientes han cerrado capítulos pendientes por más de 15 años, en un esfuerzo por demostrar que el tiempo no borra la responsabilidad. Con el compromiso de combatir la impunidad, el Poder Judicial ha comenzado a dictar penas ejemplares en casos que, por años, permanecieron sin resolución.
Uno de los fallos más significativos es el de Yudiel “N”, alias el Coyote Consentido, sentenciado por trata de personas y difusión de pornografía infantil. También, Jimmy Virgilio Villatoro Argüello, conocido como el Caníbal de Tuxtla, recibió una condena de 55 años por el asesinato de su expareja en 2012. La justicia también alcanzó a los responsables del homicidio del activista Sinar Corzo, cuyos cuatro agresores fueron sentenciados a 25 años.
A pesar de estos avances, el rezago judicial sigue siendo una carga pesada. Dos casos que involucran la muerte de menores en guarderías aún no han sido resueltos, y sus familias exigen sentencias firmes. El caso de Damián, fallecido en una alberca en 2023, y el de Kimberly, ocurrido hace una década, siguen en espera de resolución. La desesperación de sus seres queridos contrasta con la lentitud del proceso.
El reto del sistema judicial no solo es resolver el pasado, sino evitar que los expedientes actuales corran la misma suerte. Cada año ingresan más de mil casos al Poder Judicial, pero el número de jueces y personal para atenderlos es insuficiente.
Los recientes fallos envían un mensaje claro, ningún crimen debe quedar impune, sin importar el tiempo transcurrido. Sin embargo, la deuda con la sociedad aún no está saldada. Mientras existan casos sin respuesta, el compromiso con la justicia no puede darse por cumplido.