Roberto Chanona
Corría el año 1983, cuando un amigo, Rafael Paniagua, me comentó que acababa de salir una película experimental de Francis Ford Coppola, llamada Koyaanisqatsi y que se iba a estrenar en París. Así pues, felices nos alistamos para ir al cine. Cuando empezó el film, no sabíamos en verdad de qué se trataba, pero empezaron a pasar imágenes, una sobre otra, y más imágenes y más imágenes, y nosotros a la espera de un personaje o de un diálogo, y nada… Solo música y másimágenes; pero estas imágenes, iban subiendo de fuerza y de volumen y llegó un momento en que las gentes se empezaron a salir de la sala. Después de un buen rato, sentínáuseas y ganas de salir también corriendo, pero nosaguantamos como verdaderos machitos, hasta el final de la película.
Cuando terminó aquel documental, había solo cuatro personas en la sala. Entonces nos quedamos viendo con mi amigo y le pregunté: ¿Entendiste algo? Me respondió que en verdad no había entendido nada. Desconcertados, salimos del edificio y exactamente a la vuelta de la esquina, había una maquina perforando el concreto en la banqueta. Sin decir aguas van, nos pusimos como gatos erizados al escuchar aquel ruido que nos estaba agrediendo. Fue entonces, cuando comprendimos inmediatamente el documental; nos habían sensibilizado a una alteración en el medio ambiente para poder ver otra realidad.
Luego nos pusimos a investigar que significaba la palabra Koyaanisqatsi y encontramos que en la lengua Hopi significa, vida desequilibrada o vida fuera de equilibrio. La película es una visión apocalíptica de la colisión entre la vida urbana y la tecnología, por un lado, y el medio ambiente, por el otro. El director Godfrey Reggio, hizo una trilogía Qatsi y Koyaanisqatsi fue la primera película. Las otras son Powaqqatsi, que significa “vida en transformación”, y Naqoyqatsi, que significa “la vida como guerra”.
Todo esto viene a colación, porque hoy tenemos en la ciudad de Tuxtla un desequilibrio total del sonido en las calles y esto, aunque usted no lo crea, nos está afectando de alguna manera; los negocios ponen en las aceras grandes bocinas donde está la música a todo volumen y dijeras, que música tan bella, tan relajante; no señor, es todo lo contrario, es música norteña, narcocorridos, reguetones baratos, etc. Estoy de acuerdo en que cada persona tiene el derecho de escuchar la música que desee, pero, por favor, no revienten los tímpanos al transeúnte; Piensan que con ese ruido bárbaro van a atraer a más personas y vender más. Les recomiendo mejor las tres llaves de oro: precio, calidad y servicio.
Ahora pasemos a las benditas alarmas que se disparan con cualquier movimiento. Anoche, cerca de mi casa, se disparó una alarma de un negocio a la una de la mañana y son las seis y cuarto, ya está amaneciendo, y aún sigue sonando. No se vale. También pasa con las alarmas de los autos que, con el simple acto de pasar a un lado, se disparan y empieza el ruidero en vano.
Tenemos también el problema de ruido con los cláxones delos autos y sobre todo, de las combis; estas, desde media cuadra antes de la parada, empiezan a sonar su bocina para avisar que ya van llegando. Señores, la persona que está esperando la combi, con claxon o sin él, va a estar al pendiente porque necesita transportarse. Además, estos choferes si alguna persona detiene su auto y no pueden pasar, se pegan a la bocina como locos; pero ellos, sí se pueden parar donde se les hincha la gana.
Así pues, ¿qué tanto nos está afectando en nuestra vida cotidiana este desequilibrio con la naturaleza? Pienso que ya es tiempo de que haya una regulación con respecto a los decibeles en las calles; busqué en Internet si había alguna tabla, una norma para el ruido y encontré lo siguiente:
Áreas residenciales
• De 6:00 a 22:00 horas, el límite máximo es de 55 dB
• De 22:00 a 06:00 horas, el límite máximo es de 50 dB
Áreas industriales
• De 6:00 a 22:00 horas, el límite máximo es de 68 dB
• De 22:00 a 06:00 horas, el límite máximo es de 65 dB
Áreas de escuelas y juegos
• El límite máximo es de 55 dB.
Ceremonias, festivales y eventos de entretenimiento.
• El límite máximo es de 100 dB durante cuatro horas
En el trabajo
• La exposición ocupacional a ruido no debe superar los 85 dB durante una jornada de ocho horas
Sería bueno que la Secretaría del Medio Ambiente, o las personas responsables, empezaran a regular seriamente el ruido de la ciudad. A poner normas más estrictas, pero sobre todo, A VIGILAR QUE SE CUMPLAN. Mientras tanto, esla salud de los ciudadanos que está pagando las consecuencias. Mientras me siento a esperar a que llegue el día, me pongo el saco y les digo: ¡Qué cálida es la nieve,qué fugaz la tortuga, el como qué sencillo, qué fulminante el cuándo!