El gasto en estos proyectos prioritarios se puso en duda en diversas ocasiones, ante su viabilidad y productividad
PORTAVOZ/AGENCIAS
Las obras insignia que se impulsaron en el sexenio pasado, como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), tuvieron un sobrecosto significativo en su ya millonario presupuesto, de acuerdo con los cálculos de la organización México Evalúa.
En un análisis, la organización destacó que el costo inicial de estas tres obras era de 504 mil 200 millones de pesos; sin embargo, tuvieron un sobrecosto de 673 mil millones de pesos, es decir, alcanzaron un monto de un billón 178mil millones de pesos entre las tres.
“Las decisiones de infraestructura en este sexenio han implicado sobreejercicios multimillonarios con un alto costo de oportunidad. El AIFA, el Tren Maya y Dos Bocas, las tres obras insignia de López Obrador, han excedido lo presupuestado por 673 mil millones de pesos, recursos que pudieron haberse destinado a sectores clave para el desarrollo del país”, indicó la organización.
El gasto en estas obras prioritarias se puso en duda en diversas ocasiones, ante la viabilidad y productividad que estas obras pudieran tener en beneficio de la economía y desarrollo mexicanos.
El Tren Maya, que en el actual sexenio continuará su construcción, pero ahora en la parte de carga, tenía un costo inicial de 197 mil millones de pesos. Sin embargo, esto se elevó en 176 por ciento más.
En el caso del AIFA, la administración pasada había estimado un costo de 96 mil 200 millones de pesos; sin embargo, fue 44 por ciento mayor a lo que se calculó en un inicio.
En tanto, la Refinería Dos Bocas tuvo una estimación inicial de 211 mil millones de pesos; sin embargo, al cierre del año pasado el sobrecosto de esta obra fue 89 por ciento mayor.
“Esta cifra (del sobrecosto de las tres obras) equivale a 336 veces el presupuesto de inversión física para Ciencia, tecnología e innovación en todo el sexenio de López Obrador. También representa 8.7 veces el presupuesto de inversión física del sector agropecuario de todo el sexenio, un rubro esencial para garantizar la seguridad alimentaria, fortalecer el campo y reducir la vulnerabilidad ante crisis climáticas y económicas. En lugar de invertir en estos sectores estratégicos, los recursos se destinaron a proyectos con sobreprecios, baja rentabilidad y cuestionables beneficios económicos a largo plazo. Invertir en estas megaobras comprometió la capacidad del país para avanzar en áreas que realmente podrían generar crecimiento y bienestar”, aseveró la organización.