Expertos advirtieron que el estado desperdicia recursos que podrían beneficiar a comunidades rurales y a la agroindustria
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Mientras la demanda eléctrica se dispara en temporada de calor, Chiapas sigue dependiendo de fuentes convencionales sin explotar su riqueza en energías renovables. La radiación solar, los vientos favorables y su capacidad hidroeléctrica podrían transformar el suministro energético del estado, pero las oportunidades siguen en el papel.
El investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), Neín Farrera Vázquez, subrayó que la energía solar y eólica permitiría aliviar la carga sobre las hidroeléctricas, que enfrentan variaciones en su producción durante el estiaje. Además, podrían impulsar la agroindustria con sistemas de bombeo más eficaces y sustentables, reduciendo costos y dependencia de la red eléctrica.
El desarrollo de tecnologías fotovoltaicas y eólicas también beneficiaría a comunidades apartadas con un acceso deficiente a la electricidad. Sin embargo, la falta de políticas públicas, incentivos y voluntad para diversificar la matriz energética ha mantenido estos proyectos en el rezago, lo que desperdicia una ventaja natural del estado.
A pesar del reconocimiento científico sobre su viabilidad, Chiapas sigue dependiendo de un modelo energético que no responde a sus necesidades ni a la crisis ambiental. Los recursos están ahí, pero sin inversión ni planificación estratégica, la transición hacia energías limpias sigue siendo una posibilidad lejana. Sin acciones concretas, el estado seguirá enfrentando apagones y altos costos eléctricos, afectando el desarrollo de sectores clave como la industria y el comercio.
La apuesta por energías renovables no solo diversificaría el abastecimiento, sino que posicionaría a la región como referente en sustentabilidad. Sin embargo, sin un impulso real desde el sector público y privado, el territoriodesaprovechará su mayor fortaleza energética. La falta de visión y compromiso podría condenar a la entidad a seguir dependiendo de un modelo ineficiente, mientras otros estados avanzan hacia un futuro más sustentable.