El sector enfrenta una crisis por la baja llegada de turistas. La percepción de inseguridad y exclusión de eventos agravan el panorama
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En Tapachula, la antesala de Semana Santa no trajo consigo reservaciones ni entusiasmo, sino un desplome del 67 por ciento en la ocupación hotelera que amenaza con dejar en ruinas una de las temporadas más esperadas por el sector. La ausencia de turistas guatemaltecos, encendió las alarmas entre empresarios que, con habitaciones vacías y expectativas anuladas, enfrentan una crisis que parece no tener piso.
A la par del descenso en visitas, la percepción de inseguridad se ha convertido en un obstáculo invisible pero constante, que ahuyenta a potenciales visitantes y deja a la frontera sur sin los beneficios de su cercanía geográfica con Centroamérica. Según hoteleros locales, Tapachula paga el precio de una imagen deteriorada y de una estrategia de promoción casi inexistente.
La exclusión de Tapachula en recientes acciones de difusión turística en Guatemala es vista como una omisión que agrava el problema. Para los empresarios del sector, dejar fuera a la ciudad de eventos clave es también dejarla fuera de la recuperación económica. Lo que se espera como temporada alta se perfila ahora como una de saldo negativo.
Pese al panorama adverso, el sector hotelero intenta resistir. Con promociones locales, ajustes internos y llamados públicos, buscan atraer a quienes aún consideran viajar. El mensaje es claro: Tapachula tiene con qué recibir a los turistas, pero necesita respaldo institucional para sacudirse el estancamiento.
La situación no es solo un indicador económico, sino un reflejo del abandono sistemático que ha marginado a la frontera sur en el diseño de políticas turísticas. Lo que ocurre en Tapachula no es una caída estacional, es una advertencia de lo que sucede cuando se deja a una región sosteniéndose sola. Sin promoción, sin incentivos y sin seguridad, el turismo deja de ser motor y se convierte en un recuerdo. Y mientras otras regiones se preparan para recibir visitantes, aquí apenas sobreviven con incertidumbre.