La negativa de Velasco y Melgar a escuchar al colectivo reflejó la desconexión de los funcionarios con la tragedia
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Mientras Chiapas acumula casos sin resolver de desapariciones, sus representantes en el Senado optaron por mirar hacia otro lado. La Colectiva de Madres en Resistencia, integrada por mujeres que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos, viajó hasta la Ciudad de México con la intención de dialogar con los senadores chiapanecos del Partido Verde Ecologista (PVEM). La respuesta fue el silencio envuelto en excusas.
Manuel Velasco Coello no las recibió pese a estar a pocos metros. Envió a su secretario particular con la promesa de un encuentro, que nunca llegó. El tiempo pasó, la espera se volvió desgaste, y el gesto político fue el desaire. Al final, las madres vieron al senador cruzar por detrás sin ofrecer palabra alguna.
Luis Armando Melgar tampoco las atendió. Alegó que debían solicitar una audiencia formal mediante oficio. En lugar de abrir la puerta a una causa legítima, ofreció trámite burocrático. Ninguno de los dos senadores mostró el mínimo gesto de cercanía con un movimiento que representa el dolor más profundo de su estado.
De manera paradójica, fueron senadores de otros partidos, incluso de otras entidades, quienes mostraron empatía, escucharon y abrieron espacio para el diálogo. Ni el origen chiapaneco ni la bandera ecologista bastaron para que Velasco y Melgar reconocieran la urgencia del clamor. La ausencia de humanidad quedó al centro del salón.
La negativa no solo simbolizó indiferencia política. Reflejó un quiebre más profundo: el de una clase dirigente que elige cuidar sus tiempos y protocolos, por encima de quienes dedican su vida a buscar a sus desaparecidos. En esta ocasión, la distancia no fue geográfica, sino moral. La falta de respuesta de los senadores pone en evidencia la desconexión entre las autoridades y la sociedad que sufre, lo que dejó a las madres aún más solas en su lucha por justicia. Las promesas de un Gobierno cercano se desvanecen frente a la realidad de un olvido palpable.