La falta de oportunidades en Chiapas obliga a la niñez a laborar desde temprana edad, lo que
trunca su acceso a educación y desarrollo
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
En Chiapas, tres de cada 10 niños y niñas se ven obligado a trabajar para contribuir al hogar. Esta
alarmante cifra coloca al estado en una situación crítica en cuanto a trabajo infantil, con más de
338 mil menores en condiciones laborales. La prevalencia de esta problemática está asociada a la
alta pobreza y la falta de acceso a derechos fundamentales, lo que obliga a muchos a ingresar al
mercado laboral desde una edad temprana.
El trabajo infantil no solo es una cuestión de ingresos, sino también de derechos. A pesar de que
muchos menores, como los que laboran en diferentes oficios, pueden estar motivados por la
necesidad de apoyar a sus familias, este fenómeno les priva de una infancia plena y de las
oportunidades educativas que deberían tener. En Chiapas, el 79.3 por ciento de los niños menores
de seis años viven en pobreza, lo que refleja una realidad en la que las familias deben recurrir al
trabajo de los más pequeños como una medida desesperada para subsistir.
Sin embargo, este fenómeno no se limita solo al ámbito económico. En los últimos años, la
violencia y los desplazamientos forzados también han marcado la vida de muchos niños en la
región, un contexto que agrava la situación de vulnerabilidad. En especial en municipios como
Tuxtla Gutiérrez, donde se concentra una significativa cantidad de desapariciones, los niños
chiapanecos no solo enfrentan las dificultades del trabajo infantil, sino también riesgos de
violencia y abuso.
La iniciativa “Pacto por la Primera Infancia” resaltó que, mientras persista la pobreza infantil, el
desarrollo integral de los menores se ve truncado, lo que limita sus posibilidades de futuro. Sin
una inversión en educación y en la garantía de sus derechos, los niños chiapanecos están
condenados a perpetuar ciclos de pobreza y vulnerabilidad.
El panorama en Chiapas exige una reflexión profunda sobre el papel de la sociedad, los gobiernos
y las organizaciones en la erradicación del trabajo infantil. Solo a través de un esfuerzo conjunto se
podrá garantizar que cada niño y niña en el estado pueda disfrutar de su derecho a la educación y
a una infancia libre de explotación laboral. En este contexto, es crucial no solo sensibilizar, sino
también actuar para frenar esta problemática que afecta a miles de menores.