La comunidad de San Bartolomé de los Llanos exige respeto a sus rituales católicos, y advierte sanciones por grabaciones no autorizadas
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
El municipio de Venustiano Carranza ha tomado una decisión que ha generado tanto apoyo como polémica entre los habitantes y visitantes: la prohibición de tomar fotografías, videos o realizar transmisiones en vivo de eventos culturales y ceremonias religiosas. La medida, anunciada por las autoridades tradicionales y religiosas del municipio, busca proteger la integridad de las festividades sagradas, como las procesiones de “carrerantes” y las celebraciones de Semana Santa, que son de gran significado para la comunidad.
La controversia comenzó debido a que una página local publicó imágenes generadas por inteligencia artificial de algunos de los eventos más importantes del municipio, como las procesiones que forman parte de la tradición religiosa y cultural. Aunque las intenciones de la página no fueron consideradas ofensivas, el uso de tecnología para recrear escenas sagradas fue percibido como una falta de respeto hacia las tradiciones ancestrales, lo que motivó la reacción de las autoridades eclesiásticas y comunitarias.
En el comunicado emitido, las autoridades subrayaron que la restricción afectó tanto a los creadores de contenido locales como a los foráneos, que suelen aprovechar las festividades para realizar transmisiones en vivo o grabaciones para sus plataformas. Se señaló que el objetivo es preservar el respeto hacia las ceremonias que representan una parte fundamental de la identidad cultural del municipio, en especial en un contexto en el que las redes sociales han elevado la visibilidad de las tradiciones locales a nivel global.
El municipio de San Bartolomé de los Llanos, núcleo central de las celebraciones religiosas, ha enfático en que estas prácticas culturales deben mantenerse en su contexto y no ser transformadas ni manipuladas a través de tecnologías que puedan alterar su esencia. Las autoridades insistieron en que la decisión no busca restringir la libre expresión ni el acceso a la cultura, sino más bien evitar que las tradiciones sean distorsionadas o malinterpretadas fuera del contexto sagrado.
La medida también ha puesto sobre la mesa un debate sobre la relación entre la preservación de las tradiciones y la modernización de las prácticas culturales en un mundo cada vez más digitalizado. Para muchos, la prohibición puede parecer una medida excesiva, mientras que para otros es un acto necesario para proteger la identidad y el respeto hacia las raíces de la comunidad.