La deuda con proveedores por mercancía para Semana Santa agrava la situación de los comerciantes costeros
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Desde hace casi una semana, el fenómeno del mar de fondo mantiene en vilo a quienes viven del turismo en Puerto Madero. Nueve palapas han sido afectadas, tres de ellas con daños severos que han dejado a sus propietarios sin ingresos y con deudas por cubrir. La fuerza del oleaje no solo destruyó estructuras, también arrasó con la estabilidad económica de los palaperos.
Marta Pérez, una de las afectadas, relató que cada día perdido representa más de mil pesos menos en ventas, y los fines de semana la cifra se multiplica. Con una inversión reciente para abastecerse en Semana Santa, muchos pidieron producto a crédito, con la intención de cubrir la demanda enuna buena temporada. Hoy, en cambio, enfrentan el riesgo de no poder cubrir ni el anticipo.
La incertidumbre crece con el paso de los días. Aunque las autoridades locales han realizado recorridos en la zona, los apoyos aún no se concretan. Los palaperos esperan mesas de trabajo que prometen soluciones, pero hasta ahora solo han recibido promesas sin fechas ni montos definidos. El temor a quedar fuera del censo de ayuda los obliga a permanecer en sus negocios destruidos.
La situación es crítica: las olas derriban palapas mientras los cobros comienzan a llegar. Muchos de los afectados viven al día y no tienen otra fuente de ingresos. No pueden buscar alternativas laborales porque necesitan estar presentes cuando las autoridades acudan a levantar la evaluación de daños, condición para acceder a un posible apoyo.
El mar les arrebató más que estructuras, les quitó la oportunidad de recuperarse después de años de pandemia y crisis económica. Hoy, los palaperos no solo enfrentan el embate del mar, sino también la lentitud institucional para responder a una emergencia que amenaza con dejarlos a la deriva. Mientras tanto, las deudas crecen y la incertidumbre se instala en cada palapa derruida. Cada día sin respuesta oficial es un golpe más a su sustento y a su dignidad.