Héctor Estrada
Museo de la Ciudad, bajo secuestro prolongado
Han pasado cinco largos años desde que en febrero de 2020 el Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez cerró sus puertas. La promesa de las autoridades fue un cierre temporal para realizar trabajos de reforzamiento estructural, luego de los daños provocados por el terremoto de 2017. Sin embargo, hoy, a más de dos años de haber concluido las obras, sin mayor explicación, el museo sigue cerrado.
El “secuestro del inmueble”, acusado por la Fundación Fernando Castañón Gamboa, se ha extendido más de lo razonable. No se responden los oficios turnados, no hay argumentación sobre las razones del cierre prolongado y mucho menos insinuaciones oficiales de una posible reapertura. El edificio histórico permanece cerrado bajo candado y custodiado por elementos policiacos.
Sin embargo, lo grave del asunto es que la situación actual del inmueble podría estar incurriendo en la ilegalidad. Y es que, desde el 25 de octubre del año 2000 el Gobierno de Chiapas, en ese entonces bajo la titularidad del Roberto Albores Gleason, entregó en comodato el edificio a la Fundación Fernando Castañón Gamboa Pro Museo de la Ciudad, que desde ese momento se convirtió en la figura legal responsable del cuidado, administración y promoción histórica del edificio… Y así lo hicieron.
Durante años, en una estrecha sinergia con la ciudadanía organizada, la Fundación se encargó del mantenimiento y el impulso al inmueble, para convertirlo en un centro cultural, artístico y social, alejado por completo del control político. Las obras artísticas, la música, las expresiones culturales y el trabajo de las asociaciones civiles se apoderaron poco a poco del sitio, haciéndolo un oasis en el centro de la capital chiapaneca.
Así fue como, luego de gestiones, en 2015 el Museo de la Ciudad recibió un merecido proceso de rehabilitación integral, reabriendo sus puertas en mayo de 2016, mejorado y reacondicionado. Sin embargo, la naturaleza tenía preparada una mala jugada.
Un año después, el terremoto que sacudió a Chiapas em 2017 terminó por provocar severos daños estructurales al edificio, obligando al cierre de varias salas y espacios, que se mantuvieron así hasta el año 2020, cuando, nuevamente bajo solicitudes y gestiones, el Gobierno estatal autorizó la implementación de una obra de reforzamiento estructural para devolver el edificio a la ciudadanía en solo un año. Pero la promesa nunca se cumplió.
Los trabajos de reforzamiento estructural se prolongaron más de lo esperado. Durante meses las obras fueron demasiado lentas y en muchas ocasiones ni siquiera se veía actividad dentro del lugar. Nuevamente fue la ciudadanía organizada quien echó mano de la creatividad para generar presión. Algo estaba sucediendo con el proyecto de rehabilitación para demorarse tanto con un presupuesto ya asignado.
De esa forma, trascurrió el 2021 y el 2022, con un proyecto de rehabilitación empujado por la presión social. Hasta el 14 de abril de 2023, tres años después, cuando finalmente la empresa responsable de la rehabilitación estructural entregó formalmente la obra concluida a la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno estatal. No obstante, sin ninguna explicación, la entrega formal del edificio a la Fundación nunca se realizó.
Los pretextos del Gobierno estatal desfilaron y la negativa caprichosa para negar la entrega del edificio a la fundación como figura legalmente responsable del lugar se prolongó hasta concluir el sexenio de Rutilio Escandón, dejando de manera irregular el edificio bajo resguardo del ayuntamiento y el tema en el limbo de la ilegalidad.
Hasta el momento no ha sido suficiente que se cuente ya con el acta de entrega de la obra terminada, ni que en 2024 la fundación fuera obligada a presentar un dictamen estructural y un dictamen eléctrico, realizado por dictaminadores certificados, para garantizar el buen estado del inmueble para su reapertura. Al final, algo extraño ha sucedido, abriendo inevitables sospechas sobre posibles intereses oscuros para sabotear y despojar a la fundación.
Hoy, la realidad es que, bajo caprichos o razones desconocidas, el inmueble histórico permanece prácticamente secuestrado, cerrado al público y sin intenciones abiertas de regresarlo pronto a la ciudadanía. Por lo que cada vez se hace más urgente que se realicen las debidas explicaciones oficiales y que finalmente Gobierno estatal intervenga para poner orden en un asunto que no puede seguir en la misma situación… así las cosas.