La tala y expansión agrícola dañan casi la mitad de las áreas verdes. El cambio climático y la urbanización agravan dicha situación
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La pérdida y degradación de los bosques en Chiapas refleja una crisis ambiental que va más allá de la simple reducción de áreas verdes. Según datos oficiales, el 43 por ciento de la superficie forestal ha sido impactada por la actividad humana en medio siglo, lo que no solo modifica el paisaje, sino que también amenaza la estabilidad de los ecosistemas y la calidad de vida de sus habitantes. Este deterioro continúa con la expansión agrícola, urbana y la explotación desmedida de recursos naturales.
El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) advirtió que solo una pequeña fracción, menos del 20 por ciento, de la vegetación original permanece intacta. Esta realidad se agrava en zonas como los bosques de pino, que han visto una reducción acelerada por intereses económicos que priorizan la ganadería y cultivos comerciales sobre la conservación. La fragmentación de los hábitats pone en riesgo la biodiversidad y la capacidad del suelo para sostenerse frente al cambio climático.
El impacto también se traduce en la crisis hídrica que atraviesa San Cristóbal de Las Casas, donde más de la mitad de sus manantiales han desaparecido. Esta pérdida puso en evidencia cómo la degradación forestal afecta la disponibilidad de agua potable, un recurso vital que se vuelve cada vez más escaso para la población urbana y rural. La destrucción de los bosques contribuye a la disminución de la captura y regulación natural del agua.
Frente a esta realidad, la responsabilidad no recae solo en las autoridades, sino también en la sociedad civil. La deforestación y el cambio de uso del suelo demandan un esfuerzo conjunto que involucre políticas públicas claras, vigilancia ambiental y la educación para promover prácticas sostenibles. Sin un compromiso real, la crisis ambiental seguirá profundizándose, y con ella, la vulnerabilidad de las comunidades y sus ecosistemas.
Es urgente replantear el desarrollo en Chiapas, poniendo en el centro la protección de los bosques y la biodiversidad. El futuro de la región dependerá de la capacidad para equilibrar las actividades humanas con la conservación, esto evitará que la devastación avance y que los servicios ecosistémicos, como el agua y aire limpio, se vuelvan un lujo inaccesible para las nuevas generaciones.