Con más de 10 mil hablantes en Chiapas, el idioma enfrenta un declive severo que amenaza su permanencia en las nuevas generaciones
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En Cacahoatán, un grupo de “tatas” del pueblo Mam ha iniciado una escuela comunitaria que enseña su lengua originaria de forma gratuita, como un acto de resistencia cultural frente a su acelerada desaparición. El proyecto, impulsado por educadores con formación en instituciones como el Instituto de Lenguas Indígenas (Inali) y el Centro Estatal de Lenguas, Arte y Literatura Indígena (Celali), representa un esfuerzo urgente ante la deserción lingüística en los jóvenes, quienes ya no aprenden ni transmiten esta lengua en sus hogares.
De acuerdo con el (Inali), en Chiapas había en 2020 más de 11 mil hablantes de Mam, pero para 2023 la cifra descendió a poco más de 10 mil 700, con una clara reducción en las generaciones menores de 25 años. Esta tendencia, alertaron especialistas, podría traducirse en una pérdida irreversible del idioma si no se interviene con acciones sostenidas desde las comunidades mismas.
El taller se imparte dos veces por semana en espacios públicos de Cacahoatán y ya cuenta con 22 personas inscritas, entre niñas, jóvenes y adultos. Lejos de limitarse a la gramática, las clases promueven también el uso del Mam en contextos cotidianos, como una forma de devolverle presencia en la vida diaria.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Chiapas el 27 por ciento de las personas que se identifican como indígenas ya no habla su lengua originaria. En el caso del Mam, esta brecha se amplifica por la falta de material didáctico, políticas de educación bilingüe funcional y la marginación territorial en la que viven sus hablantes, desde Unión Juárez hasta Mapastepec. El taller representa entonces no solo un aula, sino un espacio de reencuentro comunitario.
Además del rescate lingüístico, el programa busca formar voceros y replicadores del Mam en otras regiones del Soconusco. Con el apoyo de autoridades culturales locales, se contempla ampliar estas clases y generar materiales escritos que fortalezcan el aprendizaje. Para una lengua que ha sobrevivido siglos de desplazamiento, su salvación ahora depende, en gran parte, de estos pequeños y valientes gestos colectivos.