La comunidad exige a la Secretaría de Marina acelerar trabajos y evitar desbordamientos que
afecten viviendas
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El bloqueo del tramo carretero Tapachula-Mazatán por habitantes del ejido Álvaro Obregón
visibiliza un problema recurrente en Chiapas, la vulnerabilidad ante las inundaciones provocadas
por intervenciones deficientes en cauces naturales. La obra en la línea férrea K sobre el río
Pumpuapa ha generado preocupación al obstruir el flujo del afluente con montículos de piedra y
tubos que, ante las recientes lluvias, ya muestran signos de taponamiento. Esta situación pone en
riesgo directo a decenas de familias asentadas en cinco barrios colindantes.
Las lluvias intensas en la región, que en los últimos meses superaron el promedio histórico de mil
800 milímetros anuales registrados por el Servicio Meteorológico Nacional, agravan la amenaza de
desbordamientos. Según datos de Protección Civil Chiapas, más de 15 mil personas en municipios
cercanos a Tapachula están en zonas catalogadas de alto riesgo por inundaciones, lo que convierte
cualquier obstrucción en un riesgo potencial para vidas y patrimonio.
El impacto económico de las inundaciones en el estado es significativo. Informes del Consejo
Estatal de Protección Civil indicaron que solo en 2023 las pérdidas materiales superaron los 200
millones de pesos, lo que afectó viviendas, infraestructura y actividades productivas. Aunado a
esto, la efectividad de los protocolos de emergencia enfrenta desafíos, puesto que la respuesta es
limitada cuando se trata de desastres repentinos vinculados a fallas en obras civiles, situación que
se refleja en la desconfianza y la protesta comunitaria.
La protesta en Álvaro Obregón no solo reflejó una demanda local, sino un reclamo legítimo por
una planificación que considere la seguridad y el bienestar de las comunidades. Las obras de
infraestructura, aunque necesarias para el desarrollo, requieren supervisión estricta y
coordinación interinstitucional para evitar que el progreso se convierta en un riesgo. La Secretaría
de Marina, responsable de la obra, deberá atender la obstrucción y acelerar medidas para
restablecer el cauce natural del río.
Asimismo, expertos en gestión de riesgos coinciden en que la adaptación ante fenómenos
meteorológicos extremos pasa por integrar criterios técnicos y sociales en proyectos de
infraestructura. La experiencia de Álvaro Obregón es un llamado a fortalecer no solo la ingeniería,
sino también la participación comunitaria y la prevención, para que el desarrollo no sacrifique la
seguridad de las familias en Chiapas.