Aunque la incidencia baja, persiste el narcomenudeo y la impresión de inseguridad entre la población chiapaneca
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
En un escenario nacional marcado por altos niveles de violencia, Chiapas aparece como una anomalía estadística,durante mayo de 2025, fue la cuarta entidad con menos carpetas de investigación por delitos del fuero común, con 884 casos, y registró la tasa más baja del país.
El informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) también resaltó que la entidad ha logrado una reducción del 50.9 por ciento en homicidios dolosos respecto al mismo periodo de 2024. A pesar de que se abrieron 108 carpetas por homicidio en mayo, la mayoría fue cometida con arma de fuego, una constante en los delitos violentos del país. En contraste, estados como Guanajuato superaron los 300 homicidios dolosos mensuales en ese mismo lapso.
Aunque la narrativa oficial atribuye los resultados a la coordinación con fuerzas federales, no todo es celebración. El delito de narcomenudeo continúa siendo el más recurrente en 2025, con 868 carpetas abiertas en el estado. Esta cifra representa el 36.5 por ciento de todos los delitos contra otros bienes jurídicos, lo que sugiere que las dinámicas del crimen organizado persisten, pero mutan a esquemas menos visibles, como el microtráfico urbano o rural.
A ello se suman datos que ofrecen perspectiva, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 63por ciento de la población chiapaneca considera que vivir en su ciudad es inseguro, y solo el 31 por ciento confía en las policías estatales. Además, de acuerdo con Causa en Común, el 78 por ciento de los delitos en la región no se denuncian, lo que podría ocultar una realidad más compleja detrás de las cifras oficiales. Y aunque el estado lidera en baja tasa de homicidios, solo hay 1.6 policías por cada mil habitantes, por debajo de la media nacional de 2.4.
Así, mientras los números muestran una baja en delitos registrados, los desafíos siguen latentes, violencia, percepción de inseguridad y un sistema de justicia que aún carga con rezagos estructurales. Chiapas es, hoy, un referente de reducción delictiva en papel. Pero el reto real está en lograr que esa reducción también se refleje en la vida cotidiana de su población.