El alcalde Pérez Saldaña es señalado por replicar prácticas nocivas de su antecesor, pese a representar al Partido Verde
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Mientras la salud ambiental de Cacahoatán se deteriora a ojos vistos, supuestos inspectores de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) acudieron al llamado por un tiradero clandestino sin siquiera visitar el sitio señalado. La omisión encendió la indignación de vecinos de la comunidad La Soledad, quienes denunciaron que los funcionarios federales solo escucharon la versión oficial y abandonaron el municipio tras un presunto trato preferencial del ayuntamiento.
Los pobladores señalaron que la actual administración municipal, encabezada por Víctor Pérez Saldaña, replicó un esquema ya cuestionado en el pasado, mantener activo un tiradero a cielo abierto a escasos metros del río Cahoacán, el cual abastece de agua a decenas de familias. La acumulación diaria de residuos sin tratamiento que fluyen al río se agrava con la temporada de lluvias.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Chiapas más del 37 por ciento de los municipios no cuentan con un sitio de disposición final autorizado. A nivel nacional, se estima que los tiraderos clandestinos generan cerca de cuatro millones de toneladas de basura al año sin control alguno, lo que afecta al menos 350 cuerpos de agua, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Además, el 76 por ciento de los ríos contaminados del país están en zonas con tiraderos irregulares o con escaso manejo de residuos.
Habitantes acusaron a los inspectores de Conagua de haber sido “blindados” por las autoridades locales, saliendo sin evidencias, sin supervisión real y con aparentes beneficios de por medio. Esto ha motivado a que se solicite la intervención directa de las oficinas centrales en Ciudad de México CDMX), exigiendo una investigación sobre la actuación de su personal y medidas urgentes para frenar la contaminación.
El contraste es evidente, mientras el alcalde Pérez Saldaña gobierna bajo la bandera de un partido que presume compromisos ambientales, permite operaciones que violan la Ley General de Equilibrio Ecológico. Las exigencias de los pobladores no buscan protagonismo político, sino condiciones mínimas de salubridad. Porque en Cacahoatán, el agua que fluye también arrastra negligencia.