Se produce 94 por ciento del fruto en el país y la región depende de su libre comercialización
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El rambután, una de las frutas más emblemáticas del Soconusco, está en riesgo de perder competitividad por una decisión tomada sin consenso. Productores locales acusaron al Comité Estatal de Sanidad Vegetal (CESAVE) de imponer, sin consulta, un certificado de origen que lejos de garantizar calidad, pondría barreras comerciales que ahuyentarían a los compradores nacionales e internacionales.
El reclamo no es menor. De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), Chiapas concentra el 94 por ciento de la producción nacional de rambután, con más de 22 mil toneladas anuales. La mayoría proviene del Soconusco, donde familias completas dependen de este cultivo como su única fuente de ingreso. El nuevo requisito no solo implicaría un costo adicional, sino también una burocracia que frena el flujo comercial.
Según el Banco de México (BANXICO), el 73 por ciento de los productores agropecuarios en el sur del país enfrentan dificultades para comercializar sus productos debido a trámites excesivos o falta de apoyo institucional. En este contexto, los productores señalaron que el CESAVE actuó de forma opaca, al negociar con un grupo sin representatividad legal, y sin considerar el impacto económico de esta medida en la región.
La preocupación se acentúa con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que indican que el 58 por ciento de los hogares rurales de la entidad están en situación de pobreza. Una regulación impuesta sin consenso no solo pone en riesgo la cosecha actual, sino la supervivencia de cientos de familias. Además, según la Secretaría de Economía, el 82 por ciento de las exportaciones de rambután en México tienen como origen la región, lo que reveló la dimensión del impacto si el mercado se retrae.
Los productores hicieron un llamado al diálogo, no por rechazo a la trazabilidad, sino porque exigen reglas justas, inclusivas y bien sustentadas. Imponer un sello sin construir confianza ni rutas logísticas adecuadas es, una amenaza más que un avance. El rambután necesita respaldo, no trabas. Y en el Soconusco, la defensa de la fruta también es defensa del territorio.