La CONDUSEF ha recibido más de 180 mil denuncias por delitos en línea relacionados con dicha herramienta electrónica
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Lo que empezó como una solución práctica para acceder a menús, promociones o pagos rápidos, hoy se ha transformado en un riesgo. La Secretaría de Seguridad del Pueblo (SSP) alertó sobre el uso creciente de códigos QR maliciosos colocados en espacios públicos, sin identificación institucional y sin contexto, utilizados por ciberdelincuentes para robar datos o vaciar cuentas bancarias.
El problema no es menor. Según el Banco de México (Banxico), los fraudes cibernéticos crecieron un 52 por ciento en el último año, y un 33 por ciento de estos se vinculan con accesos no autorizados a enlaces vía celular. En Chiapas, datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalaron que los delitos relacionados con el uso indebido de dispositivos digitales han aumentado un 47 por ciento en lo que va del 2025.
La SSP, a través de su Guardia Estatal Cibernética, advirtió que los QR colocados en postes, puertas o paradas de transporte público son potenciales cebos. En muchos casos, los usuarios acceden a páginas que simulan servicios financieros, préstamos urgentes o promociones engañosas, diseñadas para capturar información personal, incluyendo contraseñas bancarias o números de tarjeta.
Especialistas recomendaron aplicar un principio simple pero poderoso, desconfianza digital. La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) reportó que, de enero a mayo de este año, más de 180 mil reportes de fraude en línea fueron relacionados con ofertas falsas o servicios financieros fraudulentos. Muchas de estas trampas iniciaron con un escaneo impulsivo. Verificar el origen del código, evitar escanear en espacios no regulados y utilizar filtros de seguridad son ahora prácticas de autoprotección esenciales.
En la era de la conectividad, los delitos evolucionan con rapidez. La prevención ya no depende solo de la tecnología, sino de la conciencia colectiva. La SSP reafirmó su compromiso de blindar a la ciudadanía desde lo digital, pero recuerda que la primera línea de defensa sigue siendo el criterio del usuario. Escanear sin pensar puede costar más que un clic, puede costar la identidad.