La curva del diablo ha sido identificada como uno de los puntos más críticos por la frecuencia de volcaduras y saqueos
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
La rapiña dejó de ser un acto impulsivo tras un accidente para convertirse en una práctica sistemática y violenta. Así lo denunció la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas (AMOTAC) en Chiapas, que exigió a las autoridades estatales y federales tomar con seriedad esta problemática que golpea cada vez con mayor fuerza a los operadores y las empresas de carga en la región. La carretera Costera, en especial el tramo Huixtla–Tuzantán, se ha transformado en un corredor de impunidad.
El delegado de AMOTAC en el estado, Carlos Ledezma Ríos, alertó que muchos saqueos ocurren incluso antes de que la unidad quede inutilizada. La rapiña ya no espera un siniestro grave, actúa por oportunidad. En la entidad, el 42.3 por ciento de los robos al autotransporte se cometen en zonas rurales o carreteras secundarias, según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), cifra que supera el promedio nacional del 29.7 por ciento.
El punto más temido por los operadores es la llamada “curva del diablo”, en Huixtla. Cada semana se reportan volcaduras seguidas de saqueos masivos. En algunos casos, los pobladores enfrentan a las autoridades, impidiendo rescates o aseguramientos. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en la comarca el robo a transportistas creció un 18 por ciento entre 2022 y 2023, siendo uno de los cinco estados con mayor incremento relativo.
La AMOTAC pidió al Congreso local y federal elevar la rapiña a rango de delito penal específico, puesto que en la actualidad solo se sanciona como robo común. Esta ambigüedad jurídica ha permitido que muchos casos terminen sin investigación. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), solo el 6.7 por ciento de los delitos cometidos en carretera derivan en una carpeta de investigación, lo que demuestra una profunda debilidad institucional ante el crimen en movimiento.
La Guardia Nacional (GN), acusada de pasividad, ha sido rebasada por la logística informal de estos saqueos, que no se limitan a un botín ocasional. Para algunos, la rapiña se ha convertido en su medio de vida. AMOTAC pidió presencia de las corporaciones estatales en los tramos de mayor riesgo y penas ejemplares que frenen este fenómeno. La rapiña, advirtieron, ya no es el efecto de un accidente, es la causa directa de la inseguridad en las carreteras de Chiapas.