José Luis Castillejos
El traspaso del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador hacia Claudia Sheinbaum fue un “cambio” de personas para la continuidad de la Cuarta Transformación, un proyecto que ha marcado el rumbo de México en los últimos años. Sheinbaum, cercana colaboradora de López Obrador y exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha expresado su compromiso de dar continuidad a muchas de las políticas del presidente, pero con ajustes necesarios para enfrentar los retos pendientes.
Uno de los puntos más importantes en esta transición es el combate al crimen organizado. Bajo López Obrador, la estrategia “abrazos, no balazos” fue fuertemente criticada por su enfoque en prevenir la violencia atacando las causas sociales de la delincuencia. Aunque esta filosofía se mantendrá en parte, Sheinbaum ha señalado que también incorporará una estrategia más decidida para perseguir a los líderes del narcotráfico y desarticular las redes de corrupción que lo facilitan.
Sheinbaum, quien asumió en la víspera el Poder Ejecutivo federal, ha enfatizado que su Gobierno fortalecerá la cooperación entre fuerzas de seguridad, inteligencia y el poder judicial para mejorar la eficacia en la lucha contra el crimen. No obstante, ha dejado claro que no regresará a las políticas militaristas del pasado, sino que buscará un enfoque equilibrado.
Un elemento de suma importancia de esta estrategia será el fortalecimiento de la Guardia Nacional, creada durante el Gobierno de López Obrador. Sheinbaum buscará modernizarla, dotarla de más recursos y mejorar su percepción pública, dado que su desempeño hasta el momento ha sido cuestionado.
En el ámbito social, Sheinbaum mantendrá programas como las pensiones para adultos mayores, becas a estudiantes y apoyos a familias vulnerables, todos esenciales para reducir la desigualdad en las zonas más marginadas. Sin embargo, la nueva administración se enfocará en mejorar la eficiencia de estos programas, asegurando que los recursos lleguen a quienes más los necesitan.
En cuanto a la creación de empleo, la nueva presidenta apostará por proyectos productivos que impulsen las economías locales, con un énfasis especial en el sur del país, una de las regiones más rezagadas de México. Proyectos como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas continuarán, pero con un enfoque en la sostenibilidad ambiental y el desarrollo regional.
La educación y la salud también serán áreas prioritarias. Sheinbaum ha destacado la necesidad de revisar los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores en estos sectores, reconociendo su importancia para el bienestar del país. Se compromete a garantizar mayor equidad para ellos, en línea con lo estipulado en el artículo 123, apartado B, de la Constitución.
La seguridad sigue siendo uno de los mayores retos. Sheinbaum hereda un panorama complicado con el incremento de homicidios y el control territorial de grupos criminales en varias regiones. Aunque ha sido enfática en que su Gobierno no seguirá un enfoque militarista, sí reforzará la inversión en tecnología de inteligencia y la capacitación de las fuerzas del orden para enfrentar el crimen con más eficacia.
En lo referente al medio ambiente, Sheinbaum se ha comprometido a impulsar la transición energética, promoviendo energías renovables como la solar y la eólica, con el objetivo de reducir la dependencia de combustibles fósiles. También fortalecerá la reforestación y la protección de los recursos naturales, especialmente en el sureste mexicano, una región clave para la biodiversidad.
A nivel internacional, mantendrá la política de no intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos, pero enfrentará nuevos desafíos globales como la migración y el cambio climático. En la frontera sur, se espera que continúe con políticas de control migratorio, pero con un enfoque más humanitario y respetuoso de los derechos humanos.
Sheinbaum deberá lidiar con las divisiones internas en Morena, su partido, que ha mostrado fracturas en los últimos años. Su liderazgo será determinante para mantener la cohesión y garantizar la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación iniciado por López Obrador.
El Gobierno de Claudia Sheinbaum marcará una continuidad con ajustes en áreas críticas como seguridad, combate al narcotráfico y mejora de la gestión pública, con la meta de consolidar un México más justo y próspero.