El municipio enfrenta una creciente ola de estafas a través de fraudes electrónicos y la colaboración bancaria
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El robo de vehículos en Tapachula ha tomado una nueva forma a través de ciberdelitos cada vez más sofisticados. Durante 2024, más de 35 automóviles fueron sustraídos mediante fraudes electrónicos, conocidos como “transferencias fantasma”. Este fraude involucra la manipulación del sistema bancario, donde las transferencias parecen legítimas, pero desaparecen poco después de que el vehículo es entregado, lo que deja a los vendedores sin su dinero y sin su automotor.
Estos fraudes se ejecutan de dos formas: primero, mediante la complicidad de empleados dentro de los bancos, quienes eliminan el dinero de las cuentas de los vendedores; segundo, a través de aplicaciones falsas que imitan plataformas bancarias legítimas, que sirven para engañar a los vendedores con capturas de pantalla falsas. Muchos han sido víctimas de esta modalidad, creyendo que las transferencias eran legítimas, solo para descubrir que el dinero desapareció tras la entrega del vehículo.
Además de la estafa financiera, estos robos están conectados al crimen organizado. Al menos seis de los vehículos robados en Tapachula han sido utilizados en balaceras y otros delitos graves, lo que aumenta la alarma entre los habitantes de la región. Este vínculo entre el crimen cibernético y la violencia física crea un círculo vicioso que agrava la inseguridad en la ciudad.
Las víctimas no solo enfrentan el fraude, sino también el riesgo de represalias por parte de los delincuentes. Tras denunciar el robo, muchos reciben amenazas de muerte, lo que genera un clima de miedo y desconfianza hacia las autoridades. Esta situación impide que muchos afectados sigan con las denuncias, lo que deja a los delincuentes libres para continuar con sus actividades delictivas.
Frente a este panorama, los expertos recomiendan que las transacciones se realicen en efectivo y dentro de instituciones bancarias, lo que evitaría la venta de vehículos por medios electrónicos. A medida que los ciberdelitos evolucionan, la comunidad debe estar más alerta y ser cautelosa al realizar transacciones, en especial en un contexto donde el crimen organizado parece tener cada vez más control en la región.