Sin puertas ni ventanas, estas estructuras se han convertido en refugios improvisados que
generan inseguridad
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
En San Cristóbal de Las Casas, seis casetas de vigilancia han permanecido abandonadas por más de
12 años, esto refleja la falta de continuidad en las estrategias de seguridad pública. Hoy, la
administración municipal se enfrenta a una decisión crucial: rehabilitarlas para darles un nuevo
propósito o demolerlas. Mientras tanto, estas estructuras siguen en el abandono, sin aportar nada
a la seguridad de la ciudad.
Lejos de cumplir su función original, las casetas se han convertido en espacios deteriorados y sin
uso. Su construcción, hace más de 15 años, fue anunciada como un paso firme en la lucha contra
el robo de vehículos y otros delitos, pero la falta de seguimiento las condenó a la obsolescencia. En
la actualidad, más que puntos de control, son testigos del fracaso de políticas mal ejecutadas.
El deterioro de estas estructuras va más allá del desgaste físico. Vandalizadas y sin mantenimiento,
han sido ocupadas como refugios improvisados, lo que ha generado una sensación de inseguridad
entre los habitantes. Su presencia, en lugar de aportar tranquilidad, alimenta el descontento
ciudadano ante la falta de acciones concretas para mejorar la vigilancia en la ciudad.
La alcaldesa Fabiola Ricci ha anunciado un estudio para definir si es viable su rehabilitación o si
deben ser demolidas. Sin embargo, la pregunta clave no es solo qué hacer con ellas, sino cómo
garantizar que cualquier decisión sea efectiva a largo plazo. La seguridad no depende de
infraestructuras, sino de estrategias que respondan a las necesidades de la población.
Más que una simple evaluación técnica, la situación de estas casetas representa una oportunidad
para replantear las prioridades en seguridad pública. La administración actual tiene en sus manos
la posibilidad de corregir errores del pasado, pero si no se acompaña de un plan integral, cualquier
decisión será insuficiente. El destino de estas casetas es solo un síntoma de un problema mayor: la
urgencia de políticas sostenibles y bien ejecutadas.