Chiapas lidera la tasa de embarazos juveniles en México, mientras persisten tabúes sobre el uso de preservativos y prevención de infecciones
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Mientras la educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente, las cifras en Chiapas revelaron un problema que no deja de crecer. El inicio temprano de la vida sexual sin acceso a información confiable y métodos de protección ha convertido a la entidad en líder nacional en embarazos adolescentes, con 81.7 nacimientos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años. Esta tendencia, lejos de frenarse, se agrava con el desconocimiento sobre métodos anticonceptivos y la persistencia de tabúes que limitan el uso del preservativo.
El problema no solo afecta a la salud reproductiva, sino que también refuerza patrones socioculturales que perpetúan matrimonios forzados y desigualdades de género. En comunidades donde la educación sexual no existe, las adolescentes enfrentan embarazos no planeados y un futuro condicionado por normas tradicionales difíciles de romper.
A esto se suma un nuevo factor de riesgo: la suspensión del financiamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) a organizaciones que ofrecen educación sexual, métodos anticonceptivos y tratamiento para enfermedades de transmisión sexual. La medida impactará a miles de jóvenes en Chiapas, donde estos programas han sido una de las pocas fuentes de información y apoyo.
Sin estos recursos, el acceso a la educación sexual dependerá aún más de las iniciativas estatales y locales, que han mostrado limitaciones en cobertura y efectividad. La falta de estrategias deja a las adolescentes en un escenario donde la prevención es insuficiente y la atención a la salud sexual sigue siendo un privilegio en lugar de un derecho garantizado.
En un contexto donde la desinformación prevalece y los recursos disminuyen, la urgencia de fortalecer la educación sexual es clara. Sin embargo, sin políticas claras y acceso universal a la información, Chiapas continuará a la cabeza decifras que reflejan más que un problema de salud: una crisis de derechos y oportunidades para las jóvenes generaciones.