La mayoría de los niños chiapanecos viven en condiciones críticas, con altos índices de privación en servicios básicos
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Chiapas enfrenta una cruda realidad: la pobreza infantil se ha convertido en un obstáculo inquebrantable para miles de niños chiapanecos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), casi el 80 por ciento de los menores de seis años viven en pobreza, una cifra que no solo refleja una carencia material, sino también la falta de acceso a servicios básicos como salud, educación y seguridad.
La pobreza extrema que afecta a los más pequeños en Chiapas está muy por encima de la media nacional. Mientras que el 28.21 por ciento de la población general se encuentra en esta condición, el 39.69 por ciento de los niños de cero a seis años en la región sobrevive en extrema carencia. Este dato pone en evidencia que las políticas sociales actuales no han logrado disminuir la desigualdad, ni siquiera en los sectores más vulnerables.
Aunque durante los últimos años se ha logrado una leve disminución en los índices de pobreza infantil, los recientes informes del Coneval muestran que entre 2020 y 2022, la pobreza extrema entre los más pequeños aumentó. Este retroceso alarmante refleja las carencias estructurales en las políticas públicas y una falta de respuesta efectiva ante las crisis que atraviesa el estado. Es un claro ejemplo de cómo la pobreza no solo afecta los ingresos, sino que también condiciona la falta de acceso a servicios que garantizan el bienestar de la niñez.
A esta dramática situación se suman los recientes hechos ocurridos en la comunidad de San Cayetano, donde tres niñas fallecieron debido a la ingesta de pan envenenado, una medida tomada por los pobladores para eliminar perros en situación de calle. El envenenamiento, producto de la desesperación por la falta de recursos, no solo expuso la vulnerabilidad de los menores, sino también el estado crítico de una comunidad que, ante la pobreza, recurre a prácticas peligrosas que ponen en riesgo vidas humanas.
El incidente recuerda una realidad aún más amplia: la pobreza en Chiapas no solo afecta la nutrición, sino también la educación y la salud, áreas clave para el desarrollo de los niños. Este patrón de desamparo se repite en otras regiones del estado. Estas imágenes son la representación más palpable de una crisis social que sigue sin ser atendida de manera efectiva, lo que deja a los niños como las principales víctimas de la negligencia estatal.