Ana Laura Romero Basurto
En mi artículo de opinión Tensión arancelaria, abordé la posible violación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ante la imposición de nuevos aranceles por parte de EE. UU., lo que representaría no solo un incumplimiento del acuerdo, sino también el riesgo de disputas comerciales, represalias económicas y un debilitamiento de la confianza en los tratados internacionales.
Sin embargo, más allá de las barreras comerciales, enfrentamos otro peligro: nuestra dependencia del gas natural estadounidense, un factor que podría generar una crisis económica.
MÉXICO Y SU VULNERABILIDAD ANTE EL GAS ESTADOUNIDENSE
Estados Unidos es el mayor productor mundial de gas natural, impulsado por la explotación del shale gas o gas de esquisto. Texas, en particular, cuenta con alrededor de 100 billones de pies cúbicos en reservas, una cifra sin comparación global.
En contraste, en México hemos optado por importar gas y aún no hemos desarrollado una infraestructura propia y producción interna.
Actualmente, más del 70 por ciento del gas natural que consume nuestro país proviene de EE. UU., lo que nos coloca en una situación de vulnerabilidad. Cualquier interrupción en el suministro tendría efectos devastadores en la industria, la generación eléctrica y la estabilidad económica.
Explorar alternativas no es tarea fácil. Los principales productores mundiales de gas natural—Rusia, Irán, Qatar y Turkmenistán—están demasiado lejos, y la infraestructura para importar desde esas regiones haría el proceso inviable en el corto y mediano plazo.
LAS RAÍCES DEL REZAGO ENERGÉTICO EN MÉXICO
La escasez de producción nacional de gas natural es una crisis estructural que se ha gestado durante décadas debido a una combinación de decisiones políticas, falta de inversión y una dependencia histórica del petróleo.
Entre los principales factores que explican este rezago destacan:
- Falta de inversión en exploración y producción: Durante años, el desarrollo de nuevos yacimientos ha sido insuficiente debido a la falta de capital y tecnología.
- Excesiva dependencia de importaciones: México ha optado por comprar gas barato de EE. UU. en lugar de impulsar su producción interna, incrementando su vulnerabilidad.
- La reforma energética de 2013 intentó atraer inversión privada, pero su implementación ha sido lenta y obstaculizada por factores políticos.
- Priorización del petróleo sobre el gas: Históricamente, el país ha enfocado su estrategia energética en el petróleo, dejando de lado el potencial del gas natural.
- Infraestructura deficiente: La capacidad de almacenamiento y distribución de gas no ha crecido al mismo ritmo que la demanda industrial.
- Condiciones geológicas adversas: Algunas regiones del país no cuentan con las características adecuadas para una explotación eficiente del gas natural.
LA AMENAZA INVISIBLE: EL CONTROL DE EE. UU. SOBRE EL SUMINISTRO DE GAS
Durante el evento Diálogos Banamex, el equipo de análisis económico de Banamex advirtió que la verdadera arma de presión de EE. UU. contra México no son los aranceles, sino su control sobre el gas natural.
Sergio Kurczyn, director de Estudios Económicos de Banamex, reveló un dato alarmante: México tiene reservas de gas natural para apenas tres días. En días recientes publicó Milenio que México cuenta con reservas de gas natural para aproximadamente 2.4 días de consumo. Esta cifra es significativamente inferior en comparación con otros países; por ejemplo, España tiene reservas para 40 días y Estados Unidos para 39 días.
Para ponerlo en perspectiva, Europa, pese a su dependencia del gas ruso, cuenta con reservas suficientes para casi 100 días, lo que le da margen de maniobra ante una crisis. En nuestro país, en cambio, nos veríamos en problemas en cuestión de horas si Texas decidiera cerrar las válvulas.
EL IMPACTO DE UN POSIBLE CORTE EN EL SUMINISTRO
Si EE. UU. decidiera restringir el flujo de gas a México, las consecuencias serían inmediatas y devastadoras:
- Parálisis industrial: La mayoría de las fábricas dependen del gas para operar. Sin él, la producción se detendría, generando pérdidas millonarias y despidos masivos.
- Apagones generalizados: Más del 60 por ciento de la electricidad en México se genera con gas natural. Un corte afectaría hogares, hospitales y empresas.
- Aumento de costos energéticos: La escasez de gas elevaría drásticamente los precios de la electricidad y otros combustibles, golpeando la economía familiar.
- Crisis en el transporte y distribución: El encarecimiento del gas impactaría la logística y movilidad, afectando la distribución de bienes esenciales.
En este escenario, México enfrentaría una crisis económica, con efectos potencialmente más severos que los de una guerra comercial.
ESTRATEGIA PARA LA INDEPENDENCIA ENERGÉTICA
En México no podemos seguir dependiendo de las decisiones políticas y económicas de EE. UU. Es fundamental diseñar e implementar una estrategia para reducir nuestra vulnerabilidad. Algunas medidas podrían ser:
- Fomentar la exploración y producción nacional de gas.
- Acelerar el desarrollo de infraestructura de almacenamiento.
- Invertir en energías alternativas que reduzcan la necesidad de gas natural.
La diversificación energética no es solo una cuestión de seguridad nacional, sino también una oportunidad para fortalecer la competitividad de nuestro país. Apostar por energías renovables y una matriz más equilibrada podría atraer inversiones, generar empleos y reducir la volatilidad de los costos energéticos.
En México tenemos el talento, la innovación y los recursos naturales para afrontar este desafío. En un contexto donde EE. UU. toma decisiones económicas de manera impulsiva e impredecible, en nuestro país no podemos darnos el lujo de depender de factores externos. Es momento de actuar con visión y determinación para construir un futuro más sólido y autónomo.