Una señal universal de auxilio
Sheila X. Gutiérrez Zenteno
El pasado fin de semana, la cantante, compositora y actriz mexicana Alicia Villareal, una de las mujeres más importantes de la música regional mexicana, antes de finalizar el concierto que dio en Zitácuaro, Michoacán, realizó un peculiar movimiento: levantó su mano con la palma extendida hacia afuera, dobló su pulgar y finalmente cerró los demás dedos sobre este, aprisionándolo. Alicia no levantó la mano para despedirse de sus fans, la cantante lo hizo para solicitar ayuda. Al ejecutar públicamente la señal de auxilio, Villarreal hizo del dominio público que vive procesos de violencia.
La señal que Alicia Villareal usó se conoce como Signal for help que se traduce como “necesito ayuda, violencia de género”. Cubrir el dedo pulgar indica que la víctima está “atrapada, encerrada o a merced” de una persona violenta, abusadora o maltratadora. No solo se trata de levantar la palma, doblar el pulgar y cubrirlo con los dedos restantes. La palma de la mano debe apuntar hacia la persona a la que se pide ayuda. Alicia activó la señal de auxilio en un espacio público.
UNA SEÑAL DE AYUDA COMO RESPUESTA A LA VIOLENCIA MACHISTA
En el año 2020 debido al confinamiento, consecuencia de la emergencia sanitaria por Covid, miles de mujeres quedaron encerradas en sus hogares a merced de sus maltratadores (o en los espacios públicos que se encontraban solitarios); el número de mujeres violentadas en el espacio privado o doméstico, aumentó de forma terrible. Al estar confinadas en casa, las mujeres se convirtieron en el blanco de la violencia por parte de sus parejas o de otros miembros de la familia.
ONU Mujeres denominó a este fenómeno la pandemia en la sombra. Ese año el organismo dio a conocer que antes de la pandemia por COVID, la violencia contra la mujer afectaba a una de cada tres mujeres y niñas; con la emergencia, los casos de violencia contra las mujeres se incrementaron, lo atestiguamos en las trasmisiones en vivo que se viralizaron en ese período, vimos a hombres golpear a sus parejas o hijas en transmisiones en vivo.
La Canadian Women’s Foundation (Fundación de Mujeres Canadienses) decidió buscar una herramienta que permitiera a mujeres y niñas en peligro, solicitar ayuda sin llamar la atención del violentador, ya fuese a alguna persona que se acercara a su hogar o al participar en alguna reunión o transmisión en línea. Debía ser una señal sencilla de aprender para ser replicada con facilidad en cualquier momento. Encargaron el diseño a una agencia publicitaria en Toronto.
La señal de ayuda se popularizó en gran parte del mundo gracias a las redes sociales y sirvió para demostrar que la violencia contra mujeres y niñas es de carácter mundial. La señal de auxilio por violencia de género (o doméstica), ha sido compartida en más de 40 países y más de 200 organizaciones internacionales la han adoptado.
Sin embargo, para que esta señal funcione, se requiere no solo que las personas alrededor de la víctima sepan leerla. Mujeres y niñas violentadas necesitan contar con las medidas de protección necesarias por parte del Estado Mexicano. Es bastante complejo para una mujer violentada denunciar, merece contar con una red institucional de apoyo para su protección y la de su familia, sobre todo en México, donde los violentadores son liberados con facilidad o reinciden sin temor alguno, a pesar de haber sido sancionados.
En 2022, la Red Nacional de Refugios (RNR) en México reportó que la violencia machista obligaba en ese momento a casi 20 mil mujeres y a sus hijos a vivir en refugios. En 2024, la cifra había aumentado a 24 mil. Al cierre del 2024, la RNR dio a conocer que de enero a noviembre de ese año, acompañó a 15 mil 827 mujeres, niñas y niños por temas de violencia. Cuatro mujeres al día solicitaron ayuda vía telefónica y redes sociales. Se detectó que el 50 por ciento de los agresores tenían vínculos militares o políticos, además de usar armas de fuego.
SEÑAL DE AYUDA ACTIVADA
Fue Alicia Villareal quien colocó el tema de la señal de ayuda en la discusión pública en días recientes, pero no ha sido la única mujer en usarla para pedir auxilio. Reportes hay varios; en febrero de 2024, el caso de Majo Robles se viralizó en redes sociales. Majo, como muchas mujeres, encontró en la venta de productos en línea la posibilidad de desarrollar un pequeño emprendimiento en Oaxaca. Majo se llamaba así misma una neni.
Mientras realizaba una transmisión en vivo en sus redes sociales desde su casa para mostrar algunos de sus productos, Majo ─ completamente atemorizada ─ decidió realizar la señal de ayuda luego de observar la actitud agresiva con que su pareja ingresó al espacio donde trabajaba; luego de hacer la señal, la joven fue golpeada por su esposo mientras sus niñas no paraban de llorar. En un siguiente video Majo se encontraba ya resguardada por elementos de seguridad. El agresor fue detenido. Majo dio a conocer que las agresiones fueron escalando a lo largo de los dos años de matrimonio que sostuvo con su violentador, pero que ella no podía permitirse dejar la casa porque no contaba con el dinero suficiente para hacerlo.
En el caso de Alicia Villareal, horas más tarde de haber replicado públicamente la señal de auxilio, diversos medios de comunicación reportaron que la famosa cantante había visitado un hospital.
PRIORIZAR LA SEGURIDAD DE MUJERES Y NIÑAS
Las mujeres y niñas en México contamos con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) para nuestra protección. En el artículo 5, apartado IV se define la violencia contra las mujeres como “Cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte tanto en el ámbito privado como en el público” sin importar su edad. La violencia puede ser psicológica, física, patrimonial, económica, sexual o a través de interpósita persona. Sin embargo, es importante puntualizar lo siguiente: la violencia de género y la violencia familiar son diferentes.
Aunque la LGAMVLV no contempla la definición de violencia de género (y habla solamente de violencia contra las mujeres) es importante señalar que esta tiene como origen la desigualdad en el sistema de relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres; es decir, un hombre violenta a una mujer por el hecho de ser mujer. Cuando el sujeto masculino reproduce violencia, ejerce una relación de poder sobre la mujer violentada, sin importar si se conocen o no, si fueron pareja o si convivieron. Solo un hombre puede llevar a cabo violencia de género contra una mujer. Esta tiene lugar tanto en el espacio público como en el privado (la ONU ha ampliado el término a grupos feminizados y LGBT; hay discusiones teóricas en grupos feministas al respecto).
Cuando se habla de violencia familiar se habla de la violencia que se vive en casa y que puede ser producida por cualquier miembro de la familia, es “el acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar, o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar, cuya persona agresora tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan mantenido una relación de hecho” (artículo 7). También se considera violencia familiar cuando la persona agresora tiene responsabilidades de cuidado o de apoyo, aunque no tenga una relación de parentesco.
MUJERES Y NIÑAS QUEREMOS VIVIR SIN MIEDO
La violencia contra las mujeres y niñas es una grave violación de los derechos humanos; está presente en todos los espacios sin importar estudios, religión, nivel económico o etnia. Los llamados de auxilio de Alicia Villareal y de Majo Robles lo demuestran. Ambas viven vidas completamente diferentes, pero comparten algo, han vivido violencia de género y familiar.
Necesitamos desmitificar esta idea de que la violencia solo se vive en ciertos espacios y entre ciertas personas. No es así, la violencia machista atraviesa todo y se manifiesta de diversas maneras: es el acoso disfrazado de piropo, el grito con odio en el hogar, el acoso en el autobús, el abuso sexual en el baño de la escuela, el sexismo en el trabajo, la explotación sexual para contar con algo de dinero.
Reem Alsalem, relatora especial de la ONU, reconoció en 2023 que las mujeres y niñas seguimos siendo asesinadas y violentadas por ser mujeres. Aceptó que será muy difícil cumplir con el objetivo de igualdad y equidad que contempla la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
Es difícil reconocerlo, pero a las mujeres y niñas en general, desde una edad temprana, se nos educa para estar alertas. Se nos habla de cómo evitar (o resignarnos a) ser violadas, abusadas o maltratadas durante gran parte de nuestra vida. Una vez que nos acosan por primera vez, vivimos con el temor de que, mientras caminamos por alguna calle, un hombre (sin importar su edad o apariencia) nos toque los senos, nos golpee las nalgas o meta su mano en nuestra entrepierna si camina cerca nuestro.
Prácticamente ninguna madre permite que su hija (niña o menor de edad) vaya sola a un baño público. Si un tipo muestra su pene en el transporte público y lo señalamos se nos ignora. Acostumbramos a pedirle a la amiga con quien salimos por un café o al cine, nos avise que ha llegado a casa; si tomamos un taxi de aplicación, enviamos el recorrido y ubicación a alguna amiga de confianza para que vigile nuestro traslado. Si el taxi tarda mucho en moverse, nos marca para verificar si ya entramos a casa. Así vivimos cientos de mujeres, entre la alerta, el autocuidado, el cansancio y el temor.
Queremos un mundo en el que nacer mujer, no sea un peligro; uno donde una señal de auxilio no sea necesaria.