Disparos y enfrentamientos han impedido la normalidad académica, con un retorno incierto para muchos
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La violencia en Pantelhó no solo ha transformado la vida cotidiana de sus habitantes, sino que también ha golpeado de manera severa el sistema educativo. En la Escuela Secundaria Técnica No. 91, la matrícula se ha desplomado de 800 a apenas 270 estudiantes, esto refleja el miedo y la incertidumbre que han llevado a cientos de familias a abandonar la zona.
Tras meses de intentos fallidos, un grupo de alumnos regresó a clases presenciales, pero la sombra de la violencia sigue latente. Padres de familia y docentes han denunciado que cada intento de normalizar la educación es frenado por el estallido de nuevos episodios de conflicto. La sensación de inseguridad ha convertido la educación en una actividad de alto riesgo.
La migración escolar no se limita a la secundaria; preescolares, primarias y bachilleratos también han registrado bajas significativas. La movilidad forzada de familias en busca de seguridad ha desmantelado comunidades enteras, puesto que dejan a los niños sin acceso a la educación formal. La distancia y el miedo han hecho de la escuela un espacio inaccesible para muchos.
Docentes y directivos han tratado de mantener el aprendizaje a distancia, pero las condiciones no son ideales. La falta de conectividad en muchas zonas rurales y la inestabilidad social han dificultado el seguimiento académico de los estudiantes. La crisis educativa es un daño colateral de la lucha por el poder en Pantelhó, que sigue sin resolverse.
Mientras el conflicto persiste, el derecho a la educación sigue en suspenso. Sin garantías de seguridad, la escuela sigue siendo un reflejo del abandono y la incertidumbre en la que viven cientos de niños y jóvenes. El aula, antes un refugio de conocimiento, hoy es otro escenario más de una crisis que parece no tener fin. La comunidad educativa resiste con los recursos que tiene, pero sin un cambio en la situación, el futuro de estos estudiantes seguirá en juego.