Dr. Gilberto de los Santos Cruz
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que se caracteriza por convulsiones recurrentes como consecuencia de una descarga eléctrica excesiva en las neuronas, estas convulsiones son episodios breves de contracciones musculares que pueden afectar solo una parte del cuerpo o la totalidad del mismo; es importante señalar que puede existir pérdida de la consciencia y del control de esfínteres.
Se estima que este padecimiento lo presentan entre cuatro y 10 personas por cada mil habitantes en los países en desarrollo; la epilepsia más común es la del tipo idiopática, es decir, la que se desconoce su causa, mientras que la epilepsia secundaria o sintomática es aquella que puede deberse a alteraciones genéticas.
Se estima que hasta el 70 por ciento de los casos diagnosticados pueden tratarse exitosamente con medicamentos anticonvulsivantes, ya sean adultos o niños.
Para prevenir la epilepsia secundaria se deben evitar los traumatismos craneales, fiebre, recibir una adecuada atención perinatal y eliminar de parásitos que puedan causar infecciones del sistema nervioso central sobre todo en las regiones tropicales.
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica no transmisible que afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimiento involuntario que pueden involucrar una parte del cuerpo (parcial) o todo el cuerpo (generalizado) y en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia y control de la función intestinal o vesical.
Las convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas en un grupo de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro. Las convulsiones pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día.
Una convulsión no significa epilepsia (hasta el 10 por cientode las personas de todo el mundo tiene una convulsión a lo largo de la vida). La epilepsia se define por dos o más convulsiones no provocadas. Esta enfermedad es una de las que se han reconocido desde más antiguo, contándose con registros escritos que se remontan al 4000 a. C. El miedo, los malentendidos, la discriminación y el estigma social han rodeado a la epilepsia por cientos de años. Este estigma sigue hoy presente en muchos países y puede repercutir en la calidad de vida de las personas que tienen la enfermedad y de sus familias.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y cómo se propaga. Ocurren síntomas temporales, como pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (en particular visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas.
Las personas con epilepsia suelen tener más problemas físicos (como fracturas y hematomas a causa de traumatismos relacionados con las convulsiones) y tasas más altas de trastornos psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión. Asimismo, el riesgo de muerte prematura en las personas epilépticas es hasta tres veces mayor que en la población general, registrándose las tasas más altas en los países de ingresos bajos y medianos y en las zonas rurales.
Es posible prevenir una gran parte de las causas de defunción relacionadas con la epilepsia, como caídas, ahogamientos, quemaduras y convulsiones prolongadas, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos.
La epilepsia es responsable de una proporción significativa de la carga mundial de morbilidad, puesto que afecta a más de 50 millones de personas. La proporción de la población general con epilepsia activa (es decir, con ataques continuos o necesidad de tratamiento) en un momento dado se estima entre cuatro y 10 personas cada mil.
A nivel mundial, se estima que cinco millones de personas son diagnosticadas con epilepsia cada año. En los países de ingresos altos, se calcula que cada año se diagnostica epilepsia a 49 por cada 100 mil personas. En los países de ingresos bajos y medianos, esta cifra puede llegar a 139 por cada 100 mil. Esto obedece probablemente al mayor riesgo de enfermedades endémicas como el paludismo o la neurocisticercosis, la mayor incidencia de lesiones causadas por accidentes de tránsito, los traumatismos relacionados con el parto, las variaciones en la infraestructura médica, la disponibilidad de programas de salud preventiva y la accesibilidad de la atención. Cerca del 80 por ciento de los pacientes viven en países de ingresos bajos y medianos.
CAUSAS
La epilepsia no es contagiosa. Si bien muchos mecanismos de enfermedad subyacentes pueden conducir a la epilepsia, su causa aún se desconoce en aproximadamente el 50 por ciento de los casos de todo el mundo. Las causas de la epilepsia se dividen en las categorías siguientes: estructurales, genéticas, infecciosas, metabólicas, inmunológicas y desconocidas. Entre ellas cabe señalar:daño cerebral por causas prenatales o perinatales (por ejemplo, hipoxia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer); malformaciones congénitas o trastornos genéticos con malformaciones cerebrales asociadas; traumatismos craneoencefálicos graves; accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada de oxígeno al cerebro; infecciones cerebrales como meningitis, encefalitis o neurocisticercosis; ciertos síndromes genéticos, y tumores cerebrales.
TRATAMIENTO
Las convulsiones se pueden controlar. Con la administración adecuada de medicamentos anticonvulsivantes, hasta un 70por ciento de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones. Después de dos años sin convulsiones, puede considerarse la posibilidad de suspender la medicación; para ello, se deben tener en cuenta los factores clínicos, sociales y personales pertinentes. Una etiología documentada de la crisis epiléptica y un trazado de electroencefalograma (EEG) anormal son los dos predictores más sólidos de la recurrencia de convulsiones.
En los países de ingresos bajos, aproximadamente las tres cuartas partes de las personas con epilepsia podrían no recibir el tratamiento que necesitan. Esto se denomina «brecha terapéutica».
En muchos países de ingresos bajos y medianos la disponibilidad de medicamentos contra la epilepsia es escasa. Un estudio reciente reveló que la disponibilidad media de medicamentos antiepilépticos genéricos en el sector público de esos países era inferior al 50 por ciento, lo cual puede ser un obstáculo para acceder al tratamiento.
Es posible diagnosticar y tratar a la mayoría de las personas con epilepsia en el nivel de atención primaria de salud sin necesidad de medios sofisticados.
Los proyectos piloto de la OMS han indicado que capacitar a los proveedores de atención primaria para diagnosticar y tratar la epilepsia puede reducir de manera efectiva la brecha terapéutica en esta enfermedad.
La cirugía puede ser beneficiosa en los pacientes que no responden bien a los tratamientos farmacológicos.