El proyecto logró vincular mercado y sostenibilidad sin renunciar a la tradición cafetalera de la región
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La cooperativa Productores de Café Capitán Luis A. Vidal, en Chiapas, ha demostrado que la agricultura puede ser una herramienta para la conservación y el desarrollo social. Con el apoyo de Conservación Internacional (CI) México, los caficultores han logrado transformar sus prácticas, al equilibrar la producción con el respeto por la biodiversidad local. Desde su fundación en 2017, su enfoque ha sido más que la mejora de la cosecha: se trata de crear un modelo de producción que beneficie tanto a las personas como al medio ambiente.
En un inicio, el grupo se enfocó en superar el impacto de la roya, una enfermedad que devastó las cosechas de café. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que la sostenibilidad era su verdadero desafío. Gracias a la asesoría técnica, los miembros de la cooperativa comenzaron a implementar prácticas orgánicas y a gestionar sus fincas con un enfoque ambiental, aprendiendo a coexistir con especies clave como el jaguar y el tapir. Esto les permitió ir más allá de la simple producción agrícola.
El salto cualitativo de la cooperativa ha sido notable. Hoy, no solo procesan café orgánico de alta calidad, sino que también han creado marcas premium como Calidad Tapir, Calidad Jaguar y Calidad Pajuil. Estos productos se destacaron no solo por su sabor, sino por su vinculación con la conservación de especies en peligro. A través de estas líneas, los caficultores lograron acceder a mercados internacionales, fortaleciendo su cadena de valor que garantiza precios más estables.
Un aspecto que distingue a esta cooperativa es su compromiso con la equidad de género. El 50 por ciento de suplantilla son mujeres, lo que es un logro significativo en un sector dominado por hombres. Las mujeres en la cooperativa no solo participan en la producción, sino que también desempeñan roles clave en la toma de decisiones y la administración, lo que refuerza el liderazgo femenino dentro de la comunidad cafetalera chiapaneca.
El éxito de la cooperativa también radica en su capacidad para adaptar la infraestructura y mejorar la calidad del café local. Con una producción anual de 30 mil quintales, han logrado reducir costos de traslado y aumentar la eficiencia en el procesamiento. Este modelo sostenible demuestra que es posible combinar la producción de un producto de calidad con la conservación de la biodiversidad, ofreciendo una solución que beneficia tanto a los productores como al entorno natural que los rodea.