Residentes alertan sobre el creciente número de personas vulnerables en la localidad
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El ejido Álvaro Obregón, en la zona baja de Tapachula, ha sido testigo de una tendencia alarmante: la llegada constante de personas con trastornos mentales, quienes de manera aparente son desplazadas por autoridades de municipios vecinos. No es una coincidencia, aseguraron habitantes, sino una práctica sistemática que ha hecho del abandono una política de manejo.
Este fenómeno ha generado no solo incomodidad, sino miedo. En las últimas semanas, los vecinos han notado un aumento repentino de personas que deambulan sin control ni atención. Algunas muestran episodios de agresividad, otras viven en condiciones de total desprotección. Pero el patrón preocupa más, patrullas con insignias de Mazatán y Huehuetán han sido las que dejan a estas personas en el lugar.
El abandono no ocurre solo en el plano físico. La omisión institucional se repite una y otra vez. Al existir incidentes, la policía suele intervenir tarde u opta por alejar al individuo del lugar sin generar ningún registro ni seguimiento. El problema no se resuelve, se traslada. Y con ello se multiplica el riesgo para ellos mismos y para quienes habitan en las comunidades a donde son llevados.
Lo más grave es que no existe una política pública clara para atender los trastornos mentales en la región. Sin albergues adecuados ni protocolos de emergencia, la salud mental se gestiona desde el miedo, el estigma y la improvisación. Mientras tanto, los afectados, quienes deberían ser protegidos, son tratados como una molestia que se puede desaparecer.
Vecinos de Álvaro Obregón han exigido la intervención del ayuntamiento de Tapachula, pero hasta ahora no hay respuesta. Lo que hay, en cambio, es un sentimiento creciente de desprotección, mientras las autoridades permiten que el problema crezca sin asumir responsabilidades. Cada abandono representa no solo una falta institucional, sino una forma más de violencia normalizada en el espacio público.