Pese a las carencias, estudiantes rurales combinan trabajo y estudio para no abandonar su formación universitaria
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La migración de jóvenes chiapanecos hacia las ciudades para estudiar universidad se presenta como una respuesta ante las desigualdades estructurales del estado. A pesar de la pobreza y las barreras culturales, este desplazamiento refleja un profundo deseo de superación académica. Los jóvenes, tanto indígenas como no indígenas, buscan en la educación superior una herramienta para cambiar su destino y el de sus comunidades.
Este fenómeno de migración educativa no es una elección fácil. La falta de acceso a universidades en las zonas rurales obliga a muchos estudiantes a mudarse, quienes tienen que enfrentar costos emocionales y económicos significativos. El viaje a las ciudades no solo implica adaptarse a nuevos entornos, sino también afrontar la discriminación y las dificultades idiomáticas, en especial para los indígenas que provienen de comunidades tsotsiles.
El estudio reveló que muchos de estos jóvenes se ven obligados a combinar el trabajo con los estudios para sobrevivir en un entorno urbano. A pesar de ello, su principal logro personal sigue siendo haber ingresado a la universidad, algo que representa un hito en un estado donde el analfabetismo es alto y la cobertura universitaria escasa. Esta lucha por acceder a la educación superior es también una resistencia contra el sistema educativo desigual.
Sin embargo, la migración no solo presenta retos individuales. Los estudiantes enfrentan barreras estructurales que requieren cambios en las políticas educativas. Las universidades deben ser conscientes de que, más allá de los desafíos académicos, los jóvenes migrantes necesitan un apoyo integral que incluya tutorías, becas y un currículo flexible para adaptarse a su realidad sin perder su identidad cultural.
El estudio también señaló que, sin reformas concretas, la brecha educativa en Chiapas continuará ampliándose. La migración hacia las ciudades por motivos educativos puede ser una salida, pero también pone de manifiesto las carencias de un sistema que sigue siendo inaccesible para muchos. La clave está en transformar la educación para que sea un verdadero motor de inclusión y no un espacio de exclusión.
DESTACADO
La falta de acceso a universidades en zonas rurales obliga a muchos estudiantes a mudarse, enfrentando costos emocionales y económicos