Invasores queman manglar protegido en Tapachula y Mazatán. Pese a denuncias, ninguna autoridad ha intervenido
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El área natural protegida Cabildo Amatal, entre Tapachula y Mazatán, se consume poco a poco en el abandono. Aunque fue distinguida por su biodiversidad como humedal de importancia internacional, hoy sufre quemas provocadas por invasores que aseguran estar “limpiar” la tierra. En realidad, el daño ambiental es profundo y acelerado, mientras la autoridad permanece ausente.
La quema no es un hecho aislado. Es el desenlace de años de permisividad, donde se acumularon delitos ambientales como la deforestación, el saqueo de manglares, la caza ilegal y la instalación de basureros y descargas de aguas negras. La zona, compuesta por manglar, selva baja y tular, está siendo arrasada ante la mirada de indiferencia de quienes deberían protegerla.
Pese a denuncias formales ante el ayuntamiento de Tapachula y la Secretaría de Medio e Historia Natural (Semahn), no ha habido respuestas. La negligencia institucional no solo representa una omisión, sino una complicidad tácita en la destrucción. Los invasores actúan con libertad, queman, desmontan y avanzan sin consecuencias. La conservación ya no es prioridad.
Los estudios previos, como el realizado por el investigador Vicente Castro, ya advertían la falta de vigilancia y voluntad política. En solo una fracción del humedal, se reportó que el 14 por ciento ya había sido deforestado en 2017. Ahora, los focos rojos se multiplican, los incendios intencionales marcan una nueva etapa de degradación acelerada.
Los defensores del territorio insistieron en una acción urgente. No se trata solo de detener a los invasores, sino de recuperar la capacidad del Estado para proteger un bien común. Cabildo Amatal no resiste más omisiones, cada hectárea perdida es un golpe irreversible a los ecosistemas del Soconusco. Si no hay una respuesta inmediata, esta área podría convertirse en otro caso emblemático de colapso ambiental impune. La protección ya no puede esperar discursos, exige presencia, vigilancia y castigo.