Psicólogos y autoridades recomiendan evitar el uso de pantallas antes de dormir, puesto que interfiere con el descanso
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La Policía Cibernética de la Secretaría de Seguridad del Pueblo (SSP) emitió una alerta sobre el vamping, una práctica peligrosa que ha ganado terreno, en especial entre los adolescentes. Este comportamiento involucra el uso excesivo de dispositivos electrónicos como teléfonos y tabletas antes de dormir, lo que afecta la calidad del sueño. Expertos aseguraron que el impacto es considerable, dadoque impide la liberación de melatonina, la hormona que regula el descanso.
Este fenómeno, cuyo nombre proviene de las palabras en inglés vampire (vampiro) y texting (enviar mensajes), no solo daña a los más jóvenes, sino que también se ha extendido entre adultos. Las consecuencias del vamping incluyen cansancio crónico, estrés, falta de concentración, irritabilidad y problemas visuales. Además, la falta de descanso adecuado puede tener efectos emocionales graves, como ansiedad y depresión.
La SSP recomendó a los ciudadanos reflexionar sobre su propio uso de tecnología nocturna. Para ello, se sugiere cuestionarse cuánto tiempo se pasa en dispositivos antes de dormir, si se consulta el teléfono móvil antes de acostarse, y cómo se siente al despertar por la mañana. Estos indicadores pueden ayudar a identificar si el vamping afecta la salud de las personas.
Según psicólogos y especialistas en salud, el uso de pantallas antes de dormir interfiere con los ritmos naturales del cuerpo. Esta práctica provoca que el cerebro no libere las sustancias necesarias para un descanso reparador. Como resultado, las personas experimentan dificultades para dormir y un descanso menos eficiente, lo cual afecta su rendimiento y bienestar general.
Para combatir los efectos del vamping, los expertos sugieren adoptar una rutina de desconexión al menos dos horas antes de acostarse. Esta simple práctica mejora la calidad del sueño, reduciendo el estrés y favoreciendo una mejor concentración durante el día. Implementar estos cambios puede ser fundamental para proteger la salud mental y física en un mundo cada vez más digitalizado.