La entrada ilegal de la fruta desde Guatemala y El Salvador pone en riesgo la economía local y los cultivos
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La llegada sin control de plátano centroamericano al Soconusco dejó de ser una preocupación comercial para convertirse en un problema fitosanitario con efectos inmediatos. El ingreso diario de tráileres cargados con fruta no inspeccionada expone a los cultivos locales a plagas que ya han comenzado a detectarse en la región. Productores advirtieron que, si no se refuerzan las medidas de vigilancia, el daño podría ser irreversible.
El problema no es nuevo. La falta de filtros sanitarios en los cruces fronterizos del Suchiate ha permitido que toneladas de plátano ingresen cada semana desde El Salvador y Guatemala, sin certificación ni regulación. La fruta se revende como si fuera producto local, lo que genera una competencia desleal y destruye los esfuerzos por mantener estándares de calidad en los cultivos chiapanecos.
Más allá del impacto económico, la amenaza se encuentra en la raíz del cultivo, el ingreso de enfermedades vegetales como la sigatoka negra o el moco del plátano, que han representado batallas largas y costosas para los productores mexicanos. En países centroamericanos, la ausencia de control fitosanitario permite que estos males viajen sin freno hacia la frontera sur de México.
La indiferencia institucional ha permitido que el río Suchiate se convierta en un canal abierto de riesgo agrícola. Organizaciones como el Comité Estatal de Sanidad Vegetal (CESAVE) han insistido en la urgencia de establecer puntos de verificación, inspección y monitoreo constante. La falta de acción solo agrava el escenario para productores de Tapachula, Suchiate y municipios vecinos, quienes ya enfrentan pérdidas por la caída de precios y la llegada de plagas.
Proteger los cultivos no es solo cuestión de economía, sino de soberanía alimentaria. Si el comercio ilegal sigue sin vigilancia, no solo se pondrá en juego la producción local de plátano, sino también la sanidad vegetal de toda la región. La voz de los agricultores es claral, el Gobierno debe responder con medidas reales, antes de que el daño sea definitivo.