Mientras algunos sectores crecen, el panorama general es de estancamiento. El modelo económico local muestra signos de desgaste crónico
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El desplome industrial en Chiapas al iniciar 2025 no es solo una cifra, es la confirmación de un deterioro prolongado que ninguna estrategia ha logrado revertir. La caída del 11.1 por ciento en enero exhibió con crudeza la fragilidad de la estructura productiva del estado. En lugar de consolidarse como una región con potencial energético y agrícola, el estado arrastró una economía sin articulación industrial real.
El retroceso no sorprende a quienes han seguido de cerca el abandono de los polos de desarrollo en la entidad. Durante años se han planteado iniciativas dispersas, pero ninguna ha logrado conectar a los sectores productivos con una política de Estado que incentive su crecimiento. La industria no solo necesita inversión, requiere visión, coordinación y una estrategia que vaya más allá del sexenio en turno.
La falta de infraestructura y conectividad relega al territorio del resto del país. Las empresas enfrentan costos logísticos altos y poca certeza jurídica, factores que inhiben la instalación de nuevos proyectos industriales. Mientras otras regiones apuestan por la tecnificación y la especialización, la región continúa atrapado entre promesas incumplidas y un centralismo que le resta competitividad.
El crecimiento aislado de algunos sectores no basta para revertir el deterioro general. Si bien hay avances en energía y minería, estos no alcanzan a derramar sus beneficios sobre el resto de la economía local. La desconexión entre los polos de crecimiento y la realidad territorial de Chiapas perpetúa un modelo donde lo que se produce no genera bienestar ni desarrollo sostenido.
Esta contracción debería ser un punto de quiebre para repensar el rumbo económico del estado. Si no se impulsa una estrategia integral que articule lo público con lo privado, que fortalezca la educación técnica y que distribuya mejor la inversión, la comarca seguirá apareciendo en la lista de los más rezagados. La industria no se construye con discursos, sino con decisiones estructurales.
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Durante años se han planteado iniciativas dispersas, pero ninguna ha logrado incentivar un verdadero crecimiento