Empresarios celebran que se recupere la operatividad aduanera que se perdió desde 2022 con el
traslado a Salina Cruz
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Durante casi dos años, el traslado de la sección aduanera de Ciudad Hidalgo a Salina Cruz provocó
un freno innecesario al comercio exterior en la frontera sur. La centralización impuesta desde
2022 generó cuellos de botella logísticos, procesos engorrosos y pérdidas significativas para los
sectores productivos de Chiapas. Hoy, con su restablecimiento, se abre la posibilidad de reactivar
con mayor fluidez una economía que depende del dinamismo transfronterizo.
No se trata solo de ahorrar tiempo. La aduana en Ciudad Hidalgo representa una infraestructura
esencial para mantener la competitividad de la región. Las operaciones aduanales en manos
lejanas entorpecieron importaciones clave, como las que llegaban desde California a Puerto
Chiapas, y comprometieron los incentivos fiscales específicos para el sur del país. La desconexión
con la realidad local afectó a los exportadores, agentes aduanales y consumidores.
El retorno de esta sección aduanera no es un simple trámite técnico; es una corrección de rumbo
con implicaciones económicas de fondo. La reactivación inmediata de trámites en territorio
chiapaneco permitirá que mercancías y capital circulen con mayor eficiencia, reduciendo el
desgaste de intermediarios y devolviendo autonomía operativa a quienes mueven el comercio
regional.
Además, la decisión se interpreta como un gesto político, Gobierno federal reconoce los errores
administrativos que dificultaron el desarrollo del sureste. Este ajuste es resultado de presión
empresarial y negociaciones locales, donde actores como la Coparmex y autoridades estatales
insistieron en devolver a Ciudad Hidalgo su función estratégica.
Lo que queda por delante es evitar que decisiones futuras desconozcan las necesidades de una
frontera que no solo es paso, sino motor. El sur no puede seguir siendo tratado como un espacio
de ensayo. El restablecimiento de la aduana debe marcar el inicio de una política fronteriza más
sensible, más descentralizada y funcional.