Después de meses marcados por la violencia, las excursiones muestran señales de recuperación ante el próximo periodo vacacional
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Luego de dos temporadas vacacionales marcadas por la incertidumbre, Chiapas comienza a dar señales de recuperación en uno de sus sectores económicos más estratégicos, el turismo. La llegada del verano no solo representa un repunte esperado en la derrama económica, sino también un termómetro para medir los efectos de las recientes estrategias de seguridad implementadas en la entidad. Tapachula y Tuxtla Gutiérrez, eran catalogadas como focos rojos en los indicadores de violencia, ahora, comienzan a salir del rezago con cifras más alentadoras.
El despliegue de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) ha sido una de las acciones más visibles del Gobierno estatal, y aunque sus resultados aún se miden en corto plazo, ya se notan los primeros impactos en la movilidad turística. La percepción de inseguridad en Tuxtla, por ejemplo, descendió 20 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esto, sumado a la promoción de destinos locales por parte de los propios chiapanecos, proyecta una temporada que podría superar los registros del verano de 2024.
El regreso de visitantes a sitios como los Lagos de Montebello y Chinkultic da cuenta de una recuperación simbólica y económica. La Secretaría de Turismo reportó que, de enero a abril, Tuxtla recibió más de 529 mil visitantes y Tapachula más de 351 mil, con una derrama conjunta que supera los tres mil 200 millones de pesos. Esta cifra anticipa una tendencia positiva de cara al verano, periodo que, por su extensión este año, podría marcar un hito desde el cambio de administración.
El crecimiento no solo se mide en llegada de turistas; también en la infraestructura que se activa para recibirlos. La entidad amplió su conectividad aérea con dos vuelos directos a Monterrey, otros dos a Cancún y rutas clave hacia Guadalajara, Mérida y Tijuana. Esta reconfiguración del transporte aéreo es vital si se considera que, en los últimos cinco años, más del 60 por ciento del turismo estatal ha sido nacional.
Del abandono y la desconfianza que caracterizaron al turismo local en 2023, se pasa ahora a una estrategia que,apuesta por la seguridad, conectividad y promoción activa de los destinos. El próximo período vacacional será más que una oportunidad económica, será una evaluación colectiva sobre si la región puede reconciliar su belleza natural con la paz social que tanto exige su gente.