Expertos advirtieron que esta práctica viola leyes ambientales y derechos humanos sin
consecuencias reales
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
Mientras Chiapas presume ríos, lagos y cuencas de importancia nacional, la realidad es que sus
municipios los convierten en cloacas. Con el aval de una multa trimestral, los ayuntamientos han
encontrado una fórmula cómoda, no operar plantas de tratamiento y desechar aguas negras a
cuerpos de agua. Así, 123 de los 124 municipios en el estado eligen pagar una sanción antes que
cumplir su responsabilidad ambiental.
El pago promedio de 150 mil pesos cada trimestre funciona como una especie de “salvoconducto”
que legitima la impunidad ambiental. Lejos de resolver el problema, esta práctica ha sido utilizada
para redirigir recursos a obras de mayor rentabilidad electoral, mientras el ecosistema paga las
consecuencias. Sitios como los Lagos de Montebello o la presa de Chicoasén ya lo resienten.
La raíz del problema va más allá del dinero. Malos diseños, falta de personal calificado y plantas
abandonadas componen un cuadro de negligencia estructural. Aunque algunos municipios alegan
carencias presupuestales, el verdadero obstáculo parece ser la voluntad. En lugar de invertir en el
rescate de plantas ya construidas, se recurre a fórmulas fáciles que alimentan el círculo de
contaminación.
La promesa federal es intervenir: con el Plan Hídrico Nacional y la reforma en el uso del Fondo de
Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS), se pretende obligar a los ayuntamientos a
invertir al menos el 30 por ciento de estos recursos en saneamiento. Aun así, expertos advirtieron
que menos del uno por ciento de las plantas construidas en Chiapas funcionan de manera
correcta, señal de que el cambio estructural aún no empieza.
Mientras tanto, el ecocidio continúa con permiso oficial. Entre pretextos técnicos y cálculos
políticos, los alcaldes siguen decidiendo que es más barato contaminar que cumplir. El costo real,
sin embargo, lo pagarán las futuras generaciones, cuando el agua que hoy tiran como residuo sea
la que falte para beber, sembrar o vivir.