Activistas exigieron al Club Jaguares cancelar su colaboración
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
El retorno de Cuauhtémoc Blanco a los reflectores, esta vez en Chiapas, no ha pasado desapercibido. Al menos 18 colectivas feministas alzaron la voz contra su participación en un evento deportivo en Tuxtla Gutiérrez, al considerar que su presencia normaliza la violencia de género en espacios públicos. No se trata solo de una figura polémica, sino de un político que aparece en el Registro Nacional de Personas Sancionadas por Violencia Política contra las Mujeres.
Las organizaciones recordaron que Blanco ha sido señalado en múltiples ocasiones por agresiones graves, incluida una acusación por violencia sexual dentro de su entorno familiar. Aunque la denuncia no avanzó de manera judicial por el fuero constitucional que ostentaba, el señalamiento sigue. Para las colectivas, permitir su participación en un acto masivo es ignorar el contexto de violencia que enfrentan miles de mujeres en el país.
Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan solo en la entidad se registraron más de dos mil 300 carpetas por delitos sexuales en el último año. A esto se suma que el estado ocupa el séptimo lugar nacional en feminicidios, con una tasa de 1.8 casos por cada 100 mil mujeres. La llegada de un personaje sancionado por violencia política es, para las organizaciones, un retroceso simbólico en la lucha por la erradicación del machismo institucional.
Las colectivas también dirigieron su reclamo al Club Jaguares, al considerar que su alianza con Blanco contradice los valores que el deporte pretende fomentar. Recordaron que siete de cada 10 mujeres en México han sufrido al menos un acto de violencia a lo largo de su vida, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), y que minimizar antecedentes de violencia en figuras públicas abona a esa normalización.
El pronunciamiento concluyó con un llamado al Estado y a la iniciativa privada para actuar con responsabilidad. En un contexto donde solo el uno por ciento de las denuncias por violencia de género termina en sentencia condenatoria, según el INMUJERES, tolerar figuras señaladas representa una traición al esfuerzo colectivo por construir espacios seguros.