Es fundamental que las autoridades locales implementen estrategias sostenibles para mitigar los
efectos de los climas extremos
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
En Chiapas, los agricultores enfrentan graves desafíos debido a los efectos del cambio climático,
incluyendo heladas y sequías que afectan sus cultivos tradicionales como el rábano y maíz.
Decenas de productores han sufrido pérdidas significativas como consecuencia directa de estas
condiciones climáticas extremas.
Zinacantán tiene un sistema agrícola tradicional que se apoya en la asociación de cultivos como
frijoles y calabazas. Este enfoque proporciona a las familias campesinas una diversidad de
alimentos para el autoconsumo y la alimentación de sus animales. Sin embargo, las recientes
heladas han devastado las cosechas, esto obliga a los agricultores a replantar y esperar hasta 45
días para que los cultivos vuelvan a crecer.
Algunos productores han dedicado más de 15 años al cultivo de rábano y cilantro. Aunque este
último es el menos afectado, la producción ha sufrido considerables daños. Además, la falta de
lluvia amenaza la producción de maíz, un cultivo vital para la subsistencia de muchas familias en la
región.
El ambientalista, Alejandro Ruiz Guzmán, ha destacado la gravedad de la sequía que experimenta
el municipio de San Cristóbal de Las Casas y sus alrededores. Los indígenas de la zona han perdido
sus cosechas de maíz debido a la falta de lluvias, lo que impacta en la seguridad alimentaria de la
región.
Los agricultores se enfrentan a la escasez de agua, ya que el nivel de los pozos locales es bajo y
podrían disminuir aún más. A pesar de estas dificultades, los productores se resisten a aumentar
los precios de sus productos para evitar perder sus mercados. La comunidad lucha contra los
efectos cada vez más graves del cambio climático, que se manifiestan en temperaturas más altas y
la disminución de fuentes de agua como manantiales y ríos.
La situación en Chiapas es alarmante, con agricultores que luchan por mantenerse a flote frente a
las adversidades climáticas. El cambio climático exacerba la inseguridad alimentaria y afecta la vida
diaria de comunidades enteras que dependen de la agricultura para su sustento. Los esfuerzos de
conservación y adaptación son cada vez más urgentes en esta región, donde las consecuencias del
cambio climático son visibles y devastadoras para los habitantes locales.