Productores solicitaron mayor presencia de autoridades, puesto que la violencia ha obligado a
varios a cerrar o huir
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: ALEJANDRO LÓPEZ
La inseguridad sigue golpeando a la industria de la tortilla en Chiapas. En la región Frailesca, los
productores han denunciado extorsiones que ponen en riesgo sus negocios y su integridad. El
presidente del Consejo de la Asociación de la Industria de la Masa y la Tortilla ‘Somos Chiapas’,
José Luis Gómez Aguilar, señaló que estas amenazas han obligado a varios compañeros a cerrar
sus tortillerías e incluso a abandonar sus municipios por miedo a represalias.
Aunque reconocen los operativos recientes en Villaflores y Villa Corzo, consideran que la seguridad
sigue siendo insuficiente. La presencia de grupos criminales ha limitado la operación de tortillerías
y el acceso a insumos básicos como el gas. En algunas zonas, los negocios apenas comienzan a
reabrir, pero el temor persiste. Los productores afirmaron que necesitan mayor presencia de las
autoridades, dado que hay municipios donde ni siquiera pueden ingresar.
Las extorsiones no solo afectan a los empresarios, sino que también impactan a los consumidores.
La inestabilidad en la producción y el costo elevado de los insumos han mantenido el precio de la
tortilla en niveles altos. En Tuxtla Gutiérrez, el kilo oscila entre los 18 y 25 pesos, y hay rumores de
un posible incremento. Factores como la volatilidad del dólar, que afecta el precio del papel
utilizado para envolver las tortillas, agravan la situación.
Gómez Aguilar enfatizó la urgencia de un mayor respaldo de las autoridades, en especial en
municipios donde la violencia ha generado una migración de comerciantes. Un caso reciente en
Villaflores dejó en claro la gravedad del problema: un tortillero fue amenazado y, al negarse a
pagar el “derecho de piso”, su negocio fue incendiado. El empresario logró salir de la región, pero
el miedo se ha extendido entre el gremio.
El sector tortillero espera que las medidas de seguridad se fortalezcan y se extiendan a más
municipios. Mientras tanto, la incertidumbre marca el día a día de los productores, quienes
enfrentan no solo la amenaza del crimen, sino también el reto de sostener sus negocios en un
entorno cada vez más adverso.